Teatro “fronterizo” porque invade y se deja invadir, porque llega a la calle conectando con los conflictos sociales y porque se mezcla con otros campos del saber y con iniciativas de otras partes del mundo. La resonancia civil, la investigación teatral y la voluntad asociacionista y de intercambio son las bases que definen el NTF y sobre las que tuvimos la oportunidad de dialogar con el maestro Sanchis Sinisterra.

Resonancia civil

“El teatro es un arte político”, definió el dramaturgo Juan Mayorga, amigo y colaborador del NTF, en su manifiesto para el Día Mundial del Teatro (2003). Desde la perspectiva del arte como un diálogo con su propio tiempo, Mayorga defendía que el teatro, desde que salta del texto y es representado, es seguramente la más política de las artes, al aterrizar en el espacio y el tiempo y situarse frente a un colectivo al que debe animar a reflexionar y (en una idónea concatenación de efectos) a intervenir en su contexto social.

No es raro que este “sentido político” que se le atribuye a la obra artística empiece por causar recelo: por una parte, pensaremos, hay que temer un teatro político panfletario o dirigido, un teatro de mensaje y no de diálogo; por otra, podríamos acusar a este teatro del presente de la falta de depuración de la perspectiva que concede el tiempo. El propio Mayorga se pregunta: “¿Cómo escribir sobre el presente haciendo algo más que mero periodismo?”, abriendo una reflexión a la que quisimos apuntar en nuestro diálogo con Sanchis Sinisterra.

Para Sanchis definir el teatro del presente es una cuestión muy amplia a la que no puede contestarse con fórmulas ni recetas, y que merece ciertas discriminaciones: «Yo trato de establecer una diferencia entre la actualidad y la realidad”, explica; “muy a menudo lo que consideramos que es el presente (la actualidad) es aquello que los medios de comunicación focalizan como lo último, lo más reciente o lo más llamativamente contemporáneo, ya sea con respecto a la vida social, a las conductas políticas, etc. A veces el teatro ha intentado ceñirse al presente inmediato, lo que puede ser peligroso porque a menudo ese presente inmediato que nos facilitan o nos imponen los medios es la espuma de la obra, pero la obra tiene otras dimensiones y las mareas subterráneas de la realidad tienen otro ritmo. Por ello, lo que suelo sugerir cuando el presente me irrita sobremanera es intentar buscar debajo de la actualidad inmediata el origen de la misma, el proceso en el que está inscrita, hacia dónde puede desembocar y extrapolarse; con la extrapolación del presente juega el teatro, buscando su propio lenguaje, y sin pretender en cualquier caso hacer «competencia» a un buen reportaje, a un buen programa informativo o documento periodístico».

Tanto en la esencia textual como en la presencia contextual, el teatro habla del presente desde una potencialidad artística que genera múltiples posibilidades; una obra que no pretende ser política, recuerda Sanchis, puede serlo al representarse en un momento y un lugar determinados. El teatro que propone el NTF es de resonancia civil puesto que su objetivo fundamental es fomentar la actitud crítica por parte del espectador, para lo que, recuperando la “teoría de la distanciación” de Bertold Bretch, apuesta por obras en las que los efectos de sorpresa y extrañeza empujen a un ejercicio de análisis y, en el mejor de los casos, a una voluntad de actuación: espectador del crear y no del creer.

Investigación teatral

Con este espíritu crítico, el NTF lanza proyectos como el de “Barrios Nómadas”, una obra de creación colectiva cuya primera representación se hacía en plena calle con los vecinos del barrio de Lavapiés y que un año después viajaba a Valladolid. La obra cuenta la sucesión de adversidades en la vida de un inmigrante recién llegado a nuestro país. Tras una primera representación se regresaba al inicio de la obra, pero, esta vez, invitando a los espectadores a participar en ella, a tomar decisiones para reescribirla y cambiar el curso de los acontecimientos presenciados.

Sanchis Sinisterra nos cuenta el proyecto de «Barrios Nómadas» como una de las experiencias más emocionantes del NTF, en la que la participación y entrega del público dieron lugar a una efervescente creación in praesentia que iluminaba las posibilidades del teatro (o, en palabras del dramaturgo francés Enzo Cormann, de la «asamblea teatral») llevando al público de la recepción a la emisión, del estatismo al intercambio.

«El teatro convoca a la polis y dialoga con ella», escribe Mayorga, y si bien el NTF recupera ese espíritu de ecos clásicos, las nuevas propuestas llegan, por otra parte, para rechazar lo que el corsé de la tradición tenga de asfixiante y para, como reza otro de sus proyectos, inyectar en el cuerpo definitorio del teatro «un vasto paisaje de libertad que Aristóteles no hubiera podido soñar».

Traemos a colación otras propuestas que se dejan ver en el panorama teatral actual, como el ya archiconocido “microteatro por dinero”, que, si bien Sanchis reconoce como una propuesta con posibilidades (aunque ahora tenga un nuevo título, comenta, la idea no es nueva y ya ha funcionado anteriormente), acusa de haber sido en ciertos casos captada por el ojo alerta del mercado capitalista y acartonada en temas de venta fácil; obras producidas, digamos, como pequeñas dosis de consumo cultural que sintonizan con las prácticas sociales y el ritmo acelerado de la era smartphone.

Uno de los últimos proyectos del NTF se centra en un grupo concreto: los adolescentes. «Hay mucho teatro infantil, y se vende muy bien», nos cuenta Sanchis, «sin embargo, para el adolescente no se producen apenas textos ni espectáculos, hay un vacío». Con el proyecto, de título «Adolescer», se pretende llevar a pedagogos, psicólogos y a los propios adolescentes a encuentros con dramaturgos para que estos puedan conectar con los intereses e inquietudes de este grupo; el objetivo final es la producción de textos destinados a los alumnos de enseñanza Secundaria y Bachillerato que supongan una alternativa a la lectura de clásicos malamente adaptados (deshechos por allí y recosidos por acá) que muy a menudo se manejan en este momento en los centros de enseñanza.

Intercambio e hibridación

En los cimientos del NTF hay otro material imprescindible: el fuerte vínculo con la dramaturgia y la escena teatral latinoamericana, o, mejor dicho, con los múltiples teatros que se generan en cada uno de los países de América Latina; Sanchis nos habla de cómo, aunque las diferencias entre cada país pueden ser enormes y las escenas muy aisladas, se produjo en general en el panorama latinoamericano un auge del teatro social, político y participativo que ha influido e impregnado visiblemente al teatro español de los últimos tiempos.

El contacto con América Latina permite un intercambio que ensancha la experiencia del NTF y es una muestra más de la vastedad sin cercos de sus proyectos; el teatro, según lo entiende Sanchis, ha de confluir con otros campos del saber, desde las artes plásticas a la ciencia, en contra de esas voces que se empeñan en aislar cada “disciplina” en compartimentos estancos.

Con esta fluidez creativa, el NTF interviene en la realidad componiendo nuevas sintaxis, re-mapeando la geografía teatral para crear otros posibles. Ahí sitúa Sanchis el poder del teatro: a través de él, escribe, podemos “pensar alternativas, actuar una conducta para vivirla como posible”.

Cómplices

Debido a la cantidad de proyectos que se llevan a cabo y a la pobre ayuda pública que iniciativas como ésta reciben hoy día, el NTF trata de mantenerse a flote buscando apoyo en personas interesadas, a las que bautiza como “cómplices”, y que a cambio de una contribución mensual disfrutan, entre otras cosas, de invitaciones a espectáculos, descuentos en talleres y libros, asesorías y libre acceso a una biblioteca digital de teatro. Desde hoyesarte.com invitamos al lector a convertirse en cómplice del NTF