Bobby acaba de llegar a Los Ángeles desde Nueva York buscando dar un giro a su vida, aunque aún no sepa exactamente cuál. Su tío Phil, un importante agente cinematográfico, lo introduce en el mundillo de la farándula y le presenta a su secretaria, Vonnie, de la que inmediatamente cae enamorado. El inocente Bobby, deslumbrado por el brillo de las estrellas, iniciará entonces un obligado camino a la madurez.

Lleva Allen unos años presentando títulos de una sencillez (y en ocasiones, simpleza) considerable, con puntos de partida brevemente esbozados en un par de líneas ingeniosas cuyo desarrollo, mal que bien, cumple sin dejar especial huella. Ahí tienen las inmediatamente anteriores Irrational man y Magia a la luz de la luna, con la excepción de Blue Jasmine. Salvadas por el ingenio dialogístico de Allen y el buen hacer de los intérpretes, sus películas siguen cumpliendo y, por momentos, encandilando, aunque escapan de lo memorable.

Es este el caso de Café Society. La nostalgia, que tan bien maneja Allen, suma en una película que se mueve entre la comedia melancólica y el drama ligero. El vestuario, la dirección artística y, sobre todo, la maravillosa fotografía de Vittorio Storaro (ganador de tres Óscar por Apocalypse Now, Rojos y El último emperador) cautivan como hacía tiempo no cautivaba una de las del neoyorquino, quizá desde Midnight in Paris.

Siguiendo con Storaro, historia viva del cine, su trabajo enfrenta un Hollywood colorista, casi irreal, una postal de tonos cálidos, a una Nueva York de aire más lúgubre y tonos fríos. El sueño de California, donde todo es posible, frente a la aceptación de la realidad de Nueva York.

Sonrisa triste

En esa resignación está el eje de Café Society, que viaja elegantemente de la comedia al drama acompañando el proceso de madurez de su protagonista. Una oda tragicómica al amor que, si bien está lejos de otras como Annie Hall o Manhattan, vuelve a dejar en el espectador esa sonrisa triste con los créditos finales.

Jesse Eisenberg repite con Allen tras la muy olvidable A Roma con amor, dando vida esta vez a un personaje que se aleja de ese arquetipo neurótico que popularizó el propio director y cuyo relevo han tomado otros como Owen Wilson, Colin Firth y Larry David. El Bobby de Eisenberg se debate entre la fascinación del novato y la obstinación del que lo quiere todo. Junto a él, Kristen Stewart, con quien ya hizo pareja en Adventureland y American Ultra, borda una vez más ese rol de mujer fascinante, melancólica y con secretos a cuestas que la ha llevado a ser solicitada por cineastas como Olivier Assayas y Walter Salles.

Más inspirada que sus últimas películas, Allen regresa con un trabajo, como decíamos, sencillo pero con encanto, salpimentado con chispas de ingenio doméstico al estilo de Días de radio. No es el mejor Allen, pero, como viene confirmando una vez al año desde hace cincuenta años, Allen siempre es Allen.

Cafe SocietyCafé Society
Dirección y guion: Woody Allen
Intérpretes: Jesse Eisenberg, Kristen Stewart, Steve Carell, Blake Lively, Parker Posey, Corey Stoll, Jeannie Berlin, Ken Stott
Fotografía: Vittorio Storaro
Montaje: Alisa Lepselter
Estados Unidos / 2016 / 96 minutos