Meryl Streep, que no iba a ser en principio protagonista de la apuesta de Frears, da carácter y credibilidad al complejo personaje que representa. Hugh Grant, al que hemos visto una y otra vez en películas sin sentido, está a la altura y llena de ternura y picaresca la pantalla en su papel de atípico marido.

Los hechos que se relatan nos trasladan a la élite neoyorquina en torno a 1940. En ese marco, Florence Foster Jenkins, legendaria heredera, persigue obsesivamente su sueño de convertirse en una gran cantante de ópera. Tiene un problema: su voz es horrible y provoca sonrojo en quien la escucha. A pesar de esa evidencia, ella se creía en posesión de unas cuerdas vocales maravillosas.

En ese dislate, su «marido» y representante, St. Clair Bayfield, un aristocrático actor inglés, se enfrasca en proteger a su amada Florence de la verdad. Cuando Florence decide dar un concierto público en el Carnegie Hall, St. Clair tiene que enfrentarse a su mayor desafío.

La película, que según Frears se ajusta con fidelidad a lo que realmente sucedió, narra aquel ambiente y los avatares del entorno de una mujer que no quería ver la realidad, pero que a golpe de trampas, ceguera y algunas cosas más, entre las que no se cuenta como menor el poderío económico, grabó cinco discos y agotó las entradas en su último concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, en 1944.

La británica puesta en escena, en la que los decorados juegan papel por sí mismos en el resultado de la propuesta y, como queda dicho, la profesionalidad de los intérpretes, entre los que la Streep vuelve a dejar muestras de la actriz que alberga, hacen que Florence Foster Jenkins sea, con su punto de drama, una comedia agradable. Si bien a nadie se le escapa que hay más de un tópico en el conjunto y que, en ciertos tramos, la película pierda fuste pese al interés de los hechos. Pero eso no le resta interés al conjunto.

Florence Foster JenkinsFlorence Foster Jenkins
Dirección: Stephen Frears
Guion: Nicholas Martin
Intérpretes: Meryl Streep, Hugh Grant, Cosme McMoon, Simon Helberg, Rebecca Ferguson
Música: Alexandre Desplat
Fotografía: Danny Cohen
Gran Bretaña, Estados Unidos / 2016 / 110 minutos