Rodada en clave teatral sin una sola escena exterior, la película nos instala en el interior de una gran nave industrial en la que 11 trabajadores de distintos sectores realizan su labor cara al público. El trabajo de cada uno de ellos es, en sí mismo, un espectáculo observado por quienes conforman un público del que desconocemos sus motivaciones para haberse apuntado como espectadores.

Pero el hecho es que ahí están como quien asiste a un partido de fútbol o a un concierto, mirando desde la obscuridad cómo lleva a cabo su tarea al albañil que levanta y destruye sin parar una pared de ladrillos; al carnicero que despieza una res cuya carne acaba en el cubo de la basura; la costurera que cose una y otra vez la misma pieza; el mecánico que monta y desmonta un coche que no va a ninguna parte; la operaria de una cadena de montaje de piezas inútiles; o la teleoperadora que despliega una paciencia sin límites ante las impertinencias de sus demandantes; y el mozo de almacén, el camarero, la limpiadora…

Ahí están dando forma al espectáculo del trabajo sin saber si forman para de un reality show, una investigación social o científica, un experimento macabro o, simplemente, del capricho de unos seres retorcidos.

Ninguno sabe de quién son las manos que mueven los hilos de ese teatro cuyo escenario, real como la propia vida, va descomponiéndose a medida que afloran los sentimientos –dudas, envidias, rencores, frustraciones, impaciencias– de quienes lo protagonizan.

El debut en el largometraje de Macián no se marca como objetivo, según el propio cineasta, dejar mensajes, «sino lanzar preguntas al espectador, desmontarle las ideas que ha mamado desde pequeño con respecto al mundo laboral y obligarle a que se plantee si no existe una manera mejor de enfocar el trabajo que la actual. Tampoco la película da respuesta alguna. Lo que hace es sumergir al espectador en un ambiente extraño que de primeras le descoloca y le hace mirar con curiosidad lo que está pasando y después le hace ver que los trabajadores que aparecen en la película son muy parecidos a él y que los conflictos laborales a los que se enfrentan son probablemente los mismos que los suyos».

La mano invisibleLa mano invisible
Dirección David Macián
Guion: Daniel Cortázar, David Macián (Basado en la novela de Isaac Rosa)
Intérpretes: Edu Ferrés, Elisabet Gelabert, Bárbara Santa-Cruz, Josean BengoEtxea, Esther Ortega, Bruto Pomeroy, Marta Larralde, Daniel Pérez Prada, José Luis Torrijo, Marina Salas
Fotografía: Fernando Fernández
Música: Alberto Pacheco
Montaje: Daniel Cortázar
España / 2016 / 80 minutos