A Lanthimos y su compañero de guion, Efthymis Filippou, les llamó la atención esa necesidad que sigue existiendo en la sociedad actual de tener pareja y el modo en el que las personas con pareja miran a las que no tienen. En ese miedo a la soledad y los sacrificios o locuras que algunos hacen para encontrar compañero había una historia, pero cómo contarla sin caer en terreno conocido.

Quienes conozcan el cine de Lanthimos, que se dio a conocer internacionalmente en 2009 con su tercera película, Canino, saben que al griego no le interesan las historias corrientes. Lo suyo es crear universos aparentemente similares al nuestro, pero definitivamente extraños, con reglas que los rigen que nos resultan chocantes. Ahí están ese asfixiante microcosmos que era la casa familiar de Canino, la rocambolesca sociedad que formaban los protagonistas de Alps y el hotel (y el bosque) por el que transitan los personajes de Langosta.

Lanthimos entra esta vez de lleno en la ciencia ficción, yendo más allá de los apuntes de ambientes extraños de sus anteriores trabajos, para reflexionar sobre el concepto del amor y las relaciones en nuestros días. No se trata de una ciencia ficción espectacular, más bien de una de corte más intimista y entregada al humor. De esta manera, el griego puede dejar al descubierto ciertos comportamientos ridículos de nuestra sociedad sin caer en ningún momento en el panfleto.

Cruel y romántica

¿Cuáles son los grandes aciertos de Langosta? Son demasiados para enumerarlos, pero podríamos comenzar hablando de su retorcido sentido del humor. Sin llegar a rozar lo desagradable, Lanthimos hace gala durante toda la película de un humor negrísimo, por momentos cruel (sin perder, eso sí, la gracia). Claro que las situaciones, por el universo propuesto, nos parecen exageradas, pero es imposible no reír al reconocer tantos comportamientos que cualquiera de nosotros ha tenido.

El planteamiento del universo que Lanthimos crea es otra de las virtudes de la película. Esos solteros obligados a encontrar pareja en 45 días, esa tensión in crescendo, esas tronchantes tácticas desesperadas de ligue… Todo es magnífico. Y aquí está la sorpresa, la gran revelación: Langosta es romántica. Como quien no quiere la cosa, entre humor negro y ciencia ficción, Lanthimos introduce una historia de amor sorprendentemente emocionante, marcada por la entrega y el sacrificio.

El reparto, encabezado por unos grandes Colin Farrell y Rachel Weisz, demuestra un muy buen ojo por parte de los responsables de casting. Nombres más familiares como los de John C. Reilly, Léa Seydoux y Ben Whishaw comparten cartel con intérpretes como Jessica Barden, Ashley Jensen y las actrices fetiche de Lanthimos, Ariane Labed y Angeliki Papoulia. Todos, cada uno en el extremo que su rol le demanda, están impecables y se adaptan con soltura al tono del guion, ese humor que nace desde un lugar más profundo que la carcajada, esa risa que parte de la seriedad que inunda todo. Un humor, en definitiva, inteligente.

Situada en un lugar más discreto de la cartelera, la película de Lanthimos llega a nuestro país con el propósito de encontrar a su público y hacer que se rinda ante su propuesta. Abandonen por un momento los cantos de sirena con aromas navideños y osen cruzar las puertas de ese extraño hotel. Descubrirán que Langosta es la historia de amor más emocionante, divertida, negra y original que van a ver este año.

LangostaLangosta
Dirección: Yorgos Lanthimos
Guion: Efthymis Filippou y Yorgos Lanthimos
Intérpretes: Colin Farrell, Rachel Weisz, Jessica Barden, Olivia Colman, Ashley Jensen, Ariane Labed, Angeliki Papoulia, John C. Reilly, Léa Seydoux, Michael Smiley, Ben Whishaw
Fotografía: Thimios Bakatakis
Grecia-Irlanda-Gran Bretaña-Países Bajos-Francia / 2015 / 118 minutos