Joven y bonita

Tras perder la virginidad, una desencantada chica de 17 años encarnada por Marine Vacth se lanza al mundo de la prostitución, siempre con hombres mayores que ella. François Ozon estrenaba este mismo año en nuestro país esta bella y descorazonadora mirada a los convulsos años de la adolescencia, un relato sobre la búsqueda de la identidad narrado durante cuatro estaciones a través de cuatro canciones de Françoise Hardy.

La flaqueza del bolchevique

Entre discos de Extremoduro, un hastiado Luis Tosar que creía tener la sartén por el mango en un juego perturbado se ve sobrepasado por el encanto de una María Valverde que entraba en el mundo del cine pisando con fuerza (Goya y Premio del Círculo de Escritores Cinematográficos a mejor actriz revelación). La película de Manuel Martín Cuenca abordaba la novela de Lorenzo Silva con una mayor (y agradecida) complejidad.

American beauty

Cinco Oscar confirmaron lo que ya se sabía: la ópera prima de Sam Mendes era la película del año. El brillante guión de Alan Ball, creador de la serie de culto A dos metros bajo tierra, nos presentaba a un Kevin Spacey que se autoimponía un giro vital de 360 grados para seducir a Mena Suvari, esa deconstrucción del cliché de la animadora popular, y dar un sentido a su patética vida. De fondo, una ácida y certera disección del sueño americano.

Beautiful girls

Llegar a los 30 es muy complicado. El bueno de Timothy Hutton volvía a su pequeña ciudad natal para una antigua reunión de alumnos y debía replantearse su futuro: resignarse a un trabajo alimenticio y descorazonador o no renunciar a su sueño y ganarse la vida como pianista. Y entre cervezas y revelaciones, su vecina de 13 años, quizá más madura que él mismo, iba ganándose su corazón. Claro que, si esa vecina se llama Natalie Portman, todo cobra más fuerza. Aunque ya había ejercido de lolita en El profesional (Léon) junto a Jean Reno, la rescatamos en esta nostálgica y más desconocida cinta noventera.

La pequeña

Louis Malle presentaba en 1978 este drama en el que una joven Brooke Shields (dos años antes de su éxito con El lago azul) daba vida a una adolescente abandonada por su madre, encarnada por Susan Sarandon, en un burdel de un barrio de Nueva Orleans y cuya virginidad era subastada entre los clientes del local. Un espantado Keith Carradine daba vida a su salvador.

Taxi driver

Una de las obras maestras de Martin Scorsese, con un Robert De Niro parodiado hasta la saciedad que pretendía erigirse como salvador de una jovencísima prostituta encarnada por Jodie Foster. Apoyada en un guion de Paul Schrader que retrataba del modo más descarnado la soledad en la jungla urbana, Foster encadiló al público de la época, incluido John Hinckley Jr., un acosador que no dudó en intentar matar al entonces presidente Ronald Reagan para llamar la atención de la intérprete.

Lolita

Como no podía ser de otro modo, cerramos esta lista con el origen de todo: Vladimir Nabokov. Si bien en 1997 vio la luz una versión con Dominique Swain seduciendo a Jeremy Irons, siempre destacará la adaptación dirigida en 1962 por Stanley Kubrick y escrita por el mismísimo Nabokov, en la que era Sue Lyon quien hacía enloquecer a James Mason. La novela de la que parte, publicada por primera vez en 1955, reactivó un concepto que, como hemos podido comprobar, sigue muy vigente en nuestros días.