Hijo de una familia de inmigrantes judíos rusos, Wilder estudió interpretación en la Universidad de Iowa, sirviendo más tarde en el Ejército de Estados Unidos como paramédico. Tras trabajar como conductor de limusinas y maestro de esgrima, comenzó a aparecer en producciones del Off Broadway como The complaisant lover y Roots, recibiendo premios como el Clarence Derwent.

Su trabajo con Anne Bancroft en Mother Courage and her children le valió una recomendación de ésta a Mel Brooks, que le dio el papel de Leo Bloom en Los productores, su segundo trabajo cinematográfico tras Bonnie y Clyde. Su rol le valió una nominación al Óscar como mejor actor de reparto.

A partir de ahí su carrera se disparó en dirección a la comedia, apareciendo en Empiecen la revolución sin mí, Un mundo de fantasía (donde dio vida al mítico Willy Wonka), Todo lo que siempre quiso saber sobre el sexo y nunca se atrevió a preguntar y El pequeño príncipe, entre otras.

Con Mel Brooks repetiría en dos ocasiones, con dos títulos estrenados en 1974 que ya han pasado a la historia, Sillas de montar calientes y El jovencito Frankenstein, nominado por esta última al Óscar, esta vez a mejor guion adaptado, coescrito junto a Brooks.

Detrás de las cámaras

En 1975 saltaría al otro lado de las cámaras dirigiendo El hermano más listo de Sherlock Holmes. Llegaría a dirigir otros cuatro títulos: El mejor amante del mundo, la cinta coral Los seductores, La mujer de rojo y Terrorífica luna de miel.

En 1976 formó un exitoso dúo con el cómico Richard Pryor, con quien se ganó al público con títulos como El expreso de Chicago y, especialmente, No me chilles, que no te veo, ambas dirigidas por Arthur Hiller. Con Pryor volvería a coincidir, esta vez sin Hiller, en Locos de remate y No me mientas, que te creo.

En 1982, Wilder protagonizó Hanky Panky (Una fuga muy chiflada) junto a Gilda Radner, con la que se casaría en 1984. En 1989, Radner falleció a causa de un cáncer, lo que afectó profundamente a Wilder, quien fundó la asociación Gilda’s Club para concienciar sobre la enfermedad. En 1998 publicó el libro Gilda’s disease, en el que explicaba sus experiencias junto a Radner en el día a día de su enfermedad.

Un año más tarde de la publicación del libro Wilder haría sus últimos trabajos cinematográficos, las películas para televisión Asesinato en Stamford, Alicia en el País de las Maravillas y La mujer en cuestión. Tras estas, y algún trabajo puntual para televisión, abandonó su carrera cinematográfica.

Centrado en acciones humanitarias, Wilder también desarrolló una pequeña carrera literaria con sus memorias Kiss me like a stranger y la novela My French whore.

Según el comunicado publicado por su sobrino, Jordan Walker-Pearlman, Wilder falleció en paz junto a su familia, escuchando a Ella Fitzgerald, de la que guardaba como un tesoro una foto junto a ella, cantando Somewhere over the rainbow.

https://www.youtube.com/watch?v=tMvAtmdanUQ