Curro sale de la cárcel tras ocho años decidido a emprender una nueva vida con su familia, pero sus planes se truncan al toparse con José, un siniestro desconocido que le fuerza a emprender un viaje oscuro en el que recorrerán el pasado por el camino de la venganza.

Tarde para la ira no duda en mostrar sus cartas descarnadas desde el muy logrado plano secuencia que abre la película, en el que se sientan las bases de la cámara en mano y la fotografía pretendidamente sucia, llena de ruido, que construye Arnau Valls Colomer y que nos acompañará durante todo el metraje.

El guion de Arévalo y David Pulido funciona sin apenas fisuras en su hora y media. Quizá demasiado bien. Por momentos uno tiene la sensación de estar ante una obra funcional, de impecable ejecución, pero algo carente de huella. Quizá el problema resida en su parada escrupulosa en los distintos peajes del thriller.

Incómoda

No obstante, el buen funcionamiento de Tarde para la ira es innegable. Arévalo mantiene el pulso de principio a fin, con planos temblorosos y asfixiantes que encierran a sus personajes en una atmósfera malsana. La tensión no relaja su punzada desde el comienzo, alcanzando momentos verdaderamente incómodos para el espectador, que contiene la respiración en la butaca.

Al frente, un siempre solvente Antonio de la Torre pasa de la lástima al terror sin inmutarse. A su lado, Luis Callejo cobra un protagonismo que viene mereciendo desde hace mucho, con un personaje violento e inestable que acaba por convertirse en los ojos del espectador. Ruth Díaz carga con el peso de una mujer rota, desesperada, marcada por una vida de la que sabe que no puede escapar. Entre los intérpretes de reparto brilla especialmente Manolo Solo, que roba escenas como de costumbre, esta vez arriesgando un paso más allá dándole a su voz un timbre con el que sale airoso entre la risa y la repulsión.

El thriller español, efectivamente, se encuentra en su momento de mayor apogeo. Entre tanto título del género que redunda en lo superficial para captar la atención de un público mayoritario, reconforta encontrar una propuesta como Tarde para la ira, que hace de los barrios marginales, lo feo y lo bronco su sello distintivo.

Tarde para la iraTarde para la ira
Dirección: Raúl Arévalo
Guion: Raúl Arévalo, David Pulido
Intérpretes: Antonio de la Torre, Luis Callejo, Ruth Díaz, Raúl Jiménez, Manolo Solo, Font García, Pilar Gómez, Alicia Rubio
Música: Lucio Godoy
Fotografía: Arnau Valls Colomer
España / 2016 / 92 minutos