Linklater no es lo que podríamos llamar un director convencional. El tejano se ha labrado una filmografía irregular (en el mejor sentido de la palabra) a golpe de experimentos. En los noventa echó una mirada a los setenta en la hoy de culto Dazed and confused siguiendo el último día de clase de unos estudiantes de instituto. Aquello parecía una comedia más de espíritu ochentero y chistes sobre sexo, cerveza y porros, pero sin saber explicar exactamente cómo acababa convirtiéndose en prácticamente un documento histórico.

Con una narración algo más lineal que su deslavazada predecesora, concretando la mirada en su protagonista, Jake, el más soso de todos los personajes que se dejan caer por ahí, las intenciones de Todos queremos algo son embotellar lo que supone ser joven, esta vez en los ochenta. De nuevo, Linklater no escatima en diálogos aparentemente banales que dicen de sus personajes (de su generación, quizá) mucho más de lo que se atisba en la superficie.

El desfile de personajes es interminable. No de otra forma se puede pretender abarcar una generación. El grueso de sus protagonistas son jugadores del equipo de béisbol de la universidad, tipos mayoritariamente descerebrados (alguno con ínfulas intelectuales y espirituales) cuya máxima preocupación en los escasos días que dura la película es darle al hedonismo tanto cuanto aguante el cuerpo. El tejano obra además el milagro de lograr que un grupo de machos alfa nos caiga simpático al humanizarlos con cierta ternura.

¡Hazlo sencillo, estúpido!

Si en su momento Dazed and confused nos descubrió a intérpretes como Matthew McConaughey, Ben Affleck, Milla Jovovich, Joey Lauren Adams, Adam Goldberg y Rory Cochrane, no sería de extrañar que los de Todos queremos algo acaben tomando el relevo y ocupando el panteón hollywoodiense en unos años, confirmando algo así como el «efecto Linklater».

Lo dicho, es difícil explicar exactamente cómo una película de apariencia tan superficial acaba siendo el testimonio de una generación. Quizá sea precisamente por eso mismo, porque los jóvenes queman los días como cartuchos en un verano que parece inacabable, sin buscar complicaciones añadidas, con el principio KISS (Keep it simple, stupid! [«¡Hazlo sencillo, estúpido!»]) como motor.

Aunque de duración algo prolongada para lo que propone, Todos queremos algo cae bien al espectador. Una de esas películas con las que te irías a tomar algo. Y conociendo a Linklater, no será su última incursión en el retrato generacional juvenil. Prepárense, que vienen los noventa.

Todos queremos algoTodos queremos algo
Dirección y guion: Richard Linklater
Intérpretes: Blake Jenner, Zoey Deutch, Ryan Guzman, Tyler Hoechlin, Wyatt Russell, Adriene Mishler, Jonathan Breck, Jessi Mechler, Glen Powell, Will Brittain, Taylor Murphy, Lizzy Pop, Vanessa Amaya, Sophia Taylor Ali, Tory Taranova, Dora Madison
Fotografía: Shane F. Kelly
Montaje: Sandra Adair
Estados Unidos / 2016 / 116 minutos