Con aires de blues y bastante reflexión, para Rot, La huesuda llega, sin embargo, de la forma más dulce: envuelta entre sábanas y besos, entre juego y seducción, entre sexo y rock and roll. Se trata de un trabajo cuidado, compuesto al detalle y propio de alguien que lleva con las manos metidas en harina desde 1977. Baladas y medios tiempos, toques de swing y un poso muy Tequila y Los Rodríguez. Puro y natural Rot.

Saca disco y ultima gira con Loquillo y Leiva, ¿cuesta mucho compaginarlo?

No, no… No resulta complicado a nivel de fechas y agenda. Me resulta más complicado mentalmente porque con el tiempo, al revés de como debería ocurrir, uno se vuelve más obsesivo y más meticuloso y le da cada vez más importancia a lo que hace. Antes funcionaba de una manera más despreocupada.

¿Pesa mucho la carrera entonces?

O los años… [se ríe]. Los años que quedan, eso es lo que pesa [continúa bromeando]. No lo sé. Simplemente creo que cada vez uno se vuelve más exigente y no por una cuestión externa, sino más bien interna. Miro más microscópicamente todo, intento llegar a lo más arriba que se puede y dedicarle todo el tiempo que haga falta a una frase, a cualquier detalle.

¿Por qué un disco a La huesuda?

La huesuda es un personaje que vendría a ser la muerte, de hecho en México la llaman así. Lo hice jugando un poco con ese concepto. Me pareció interesante. Además me gusta poner a los discos nombres que sorprendan, que sean inclasificables, un poco evocadores y que no tengan una lectura única.

En realidad surgió por la canción. Es de esas que salen prácticamente solas. Hay ciertos miedos en el rock a hablar de la muerte, cosa que no pasa en otras disciplinas artísticas. Es lo más normal, por ejemplo, en una película.

Después, cuando vi el nuevo disco de Iggy Pop, me quedé bastante asombrado porque se llama Ready to die. Él lo dice de una manera mucho más directa. En todo caso es un juego porque habla también de la seducción y de los temores que se producen al dejarse llevar por ella.

Habla de la muerte y sin embargo es una canción alegre…

Sí, y con humor, porque en realidad está hablando de la muerte más dulce que se puede tener: alguien que es seducido y que muere supuestamente teniendo una relación sexual con una mujer maravillosa. La canción dice “no te quejes hay formas mucho más jodidas de morir”.

«Las nuevas generaciones del rock no despiertan mucho mi atención»

En el disco hay una versión también de Debajo de un puente, ¿por qué retomar este tema?

Empecé a tocarla en los conciertos y sentí que tenía un lugar a pesar de haberla compuesto hace tanto tiempo. Además tenía un texto cercano a mis textos actuales, que no desentonaba para nada. Fue como una especie de juego. Nunca pensé que iba a ser un tema importante, pensé que a lo mejor podía ser un extra en el disco, pero jugando con los músicos llegamos a un momento muy poderoso en la grabación. Fue como una revelación, uno de esos momentos en que grabas algo, vas al control, lo escuchas y piensas: “¿Qué locura, no? Hace 10 minutos no sabíamos qué hacer con esta canción y mira lo que tenemos…”. Y así, por un tiempo se convierte en nuestra canción favorita, va ganando posiciones hasta que empieza a ser la favorita de mucha gente y creo que se merecía una relectura. La grabé en un momento complicado para la música, mitad de los 80, y ahora ha tenido su segunda oportunidad.

Contrasta mucho con la segunda canción del disco, Para escribir otro final

Serían como los dos extremos del disco y a partir de ahí pasa todo lo del medio. Hay bastantes medios tiempos y baladas en él. En principio tiene poco rock, pero todos los músicos que han tocado en ese disco vienen del rock, así que aunque estén tocando una balada o algo latino están haciendo rock también.

Nunca es tarde para el Rock and Roll es otro de los temas… ¿nunca es tarde?

Siempre se asocia con una actitud y con una edad y lo que pasa es que los pioneros nos están demostrando que nunca es tarde, que siempre se puede seguir rockeando y que siempre, si vienes del rock, el rock estará presente en tu música.

¿Qué piensa sobre las nuevas generaciones de rock?

No soy un gran especialista, pero no despiertan mucho mi atención. Creo que hay gente muy buena, pero claro, esa magia que sentía cuando era joven y escuchaba por primera vez a Jimi Hendrix, a Led Zeppelin, a los Beatles, a los Rolling Stones, a Dylan e incluso a Prince es la que me falta ahora. Sí, hay grupos que tienen canciones que están bien, pero les falta ese plus que hace que yo necesite apuntarme quienes son y vaya a comprar todo lo que hayan sacado. Me pasó, por ejemplo, con Sixto Rodríguez, pero claro, es un cantautor de los años sesenta.

«Estoy en mi mejor momento musical»

¿Está esperando ir de gira a Latinoamérica con este disco?

No lo sé. Creo que mis expectativas son más artísticas. Quiero que la gente sienta, a estas alturas, que he hecho un disco que merecía la pena, que piense que sigo aportando cosas y que les sigo alimentando con mi música. Quiero no bajar la guardia y que la gente lo note.

Definitivamente está siendo muy perfeccionista.

Siempre lo fui en realidad, pero a estas alturas podría no grabar más y plantearme que no tengo nada más que decir. Por eso he hecho este disco, porque sentí que tenía todavía muchas cosas que decir. Mis expectativas son haber acertado en ese sentido y que la gente esté de acuerdo.

¿En qué momento personal y musical se encuentra?

Te diría que, en lo personal, depende del día, y en lo musical creo que estoy en mi mejor momento. He aprendido mucho en el último año y medio haciendo un show solo y creo que ahí me exigí muchísimo, retomé el piano… Eran dos horas en el escenario yo solito y fue un gran aprendizaje. En parte, este disco es como es por esa gira.

Creo que hay una cúspide artística y hay quien la alcanza a los 25 o 30 años. Yo no sé si la he alcanzado, pero este disco supone seguir acercándome a ella.

¿Con qué momento se quedaría: la composición o el directo y la gira?

Creo que todo va unido y una cosa no funcionaría sin la otra. Cuando estás grabando estás pensando en el directo y cuando estás por ahí tocando ya estás pensando en el próximo disco.

«Soy un extranjero en mi propia casa»

¿Qué puede hacer un músico en estos tiempos de crisis?

Creo que es un momento en que deberíamos ser lo más creativos posible y exigir lo máximo. No entiendo mucho esa postura de que como está todo mal me da igual. Creo que la creatividad y lo artístico tiene que estar totalmente separado de tu realidad cotidiana y tienes que alimentar eso por otro lado. Justamente, si no tienes mucho que hacer qué mejor que dedicarte a escribir, a perfeccionarte, a aprender, a trabajar en la música todos los días… Si te gusta la música creo que de eso se trata.

En España con todo lo que está aconteciendo, ¿no se valora la música lo suficiente?

Creo que en España la música está bastante maltratada, pero desde la escuela, ya en el colegio. Hay que educar a la gente. No es la primera vez que me pasa: el otro día en un concierto acústico la gente se puso a hablar y eso es el peor maltrato para un artista… más que no tener subvenciones… Me parece una cuestión de educación, de interés, de sensibilidad, de brutalidad, diría… ¿Es eso lo que le interesa la música a la gente?

Por su acento parece que acabara de bajar de un avión de Argentina. Sin embargo, lleva ya mucho tiempo aquí…

Mis hijos nacieron en España y van a un colegio español, pero supongo que como decía Facundo Cabral ni soy de aquí ni soy de allá. Soy un extranjero en mi propia casa.