Además, destacan también sus trabajos para Art Basel 2008 (proyecto After Electricity) y su intervención en Breakthrough! Grecia 2004: Contemporany Perspectives in the Visual Arts con motivo de la participación de su país natal en ARCOmadrid_2004.

Su obra está volcada al mundo de la performance y las instalaciones, donde cuestiona los límites del espacio público y el papel que desempeñan los propios museos y galerías como lugares en los que el público tiene acceso al arte. Ahora, acaba de presentar en exclusiva para el MUSAC de León su obra The Plinth and the View.

¿Cómo se siente al finalizar The Plinth and the View?

Me siento bien, exaltado. Me siento con la mente muy despejada. Puede parecer agotador, pero no estoy cansado.

¿Cómo siente la reacción del público?

Muy buena. Durante la performance me gusta mirar a la gente. Trato de establecer una conexión con ellos y jugar con las expectativas que tienen al estar mirando mi trabajo y al participar de un instante como éste.

¿Cree que es necesario un trabajo mutuo y constante entre artistas e historiadores del arte?

Sin duda. De hecho, el trabajo que acabamos de presentar contesta a su pregunta. Una acción así no sería posible si el museo y sus especialistas no trabajasen junto a los artistas.

«El arte es el ser humano. Las civilizaciones se han desarrollado con esa noción implícita, la gente lo lleva dentro. El arte es algo inseparable de nuestra condición, no es un modo de vida, es la vida en sí misma» 

¿Dónde ubica el arte de la performance?

La performance es un arte muy presente, algo cotidiano y que el público debe entender como una acción frecuente, cercana y no necesariamente extraña. No hay que olvidar que el arte es eso, algo que interpela al público. Tenga en cuenta que las acciones de performance suceden a la vez en el propio artista y la gente que lo está mirando.

¿Establece conexiones con los desarrollos del happening en los 60 y hoy?

La cuestión no es tanto hablar de conexiones como de continuidad. Ciertamente, no existen diferencias radicales entre lo que se hacía en esos años y lo que ahora algunos artistas exploran. En mi caso, igual que sucedía antes, tengo muy presente la relación estrecha que existe entre las artes plásticas y el mundo del teatro.

¿Necesitamos esforzarnos más por un arte completamente accesible y público?

Sí. Como le decía, el arte existe y sobrevive gracias a la gente.

«Mi abuelo veía los árboles y los campos como un hombre de ciudad ve su fábrica. Necesitamos otra naturaleza que, como el arte, sea capaz de librarnos de todo aquello que nos limita y nos reprime» 

¿El arte es futuro?

El arte no es para mí una cuestión de futuro. No es futuro. El arte es el ser humano. Las civilizaciones se han desarrollado con esa noción implícita, la gente lo lleva dentro. El arte es algo inseparable de nuestra condición, no es un modo de vida, es la vida en sí misma. No podría verlo de otra manera, a menos que fuese un extraterrestre…

¿Podemos limitar la creación artística? 

El arte debe ser siempre algo enorme, amplio, como un paisaje en el que se prolongan tus fantasías y tu imaginación se expande. Es algo que amplía los horizontes de la vida cotidiana. Recuerdo que hace algún tiempo hablaba con un hermano de mi abuelo que vivía en un pueblo retirado en medio de ninguna parte. Contemplaba todo aquello y entendí que se aburría de mirar siempre lo mismo. Él veía los árboles y los campos como un hombre de ciudad ve su fábrica. Necesitamos otra naturaleza que como el arte sea capaz de librarnos de todo aquello que nos limita y nos reprime.

¿Qué le parece el MUSAC?

Es un museo especial, diferente. Es un museo abierto a la ciudad, a la integración con el público. Es muy distinto a otros donde el público está como asustado ante la idea de «cultura» y ante el elitismo que suele ir asociado a esa idea. Aquí, en el MUSAC, la gente participa, se siente parte del museo, parte de la creación artística.