Así, después del éxito cosechado con Il Spiritillo Brando, que les valió en 2013 el Premio Ojo Crítico de RNE y grandes críticas a nivel nacional e internacional, han sacado a la luz su segundo disco con el sello Glossa, para el que han apostado por cambiar el registro barroco por uno más clásico.

En él se atreven con obras propias de cuarteto de cuerda. En concreto, con los tres cuartetos escritos por Juan Crisóstomo de Arriaga, más un tema previo de juventud creado también para esta formación. Todo, interpretado como si estuviéramos de nuevo en torno a 1820, la época en la que fueron escritos.

Se trata de la primera vez que se graban estas obras de forma histórica y con instrumentos de época, y suponen una vuelta de tuerca en su lectura, carácter e interpretación general. El álbum es también un homenaje a Arriaga (Bilbao, 1806 – París, 1826), uno de los compositores españoles con más talento, conocido como el ‘Mozart español’ por su temprana muerte a los 19 años de edad. De él y del álbum habla Josetxu Obregón con hoyesarte.com.

Después del primer éxito con Glossa, ¿cómo nace este proyecto?

Antes de empezar a grabar con Glossa ya teníamos otros títulos publicados, pero siempre habían sido sellos, que aunque muy buenos, no contaban con distribución tan fuerte. Glossa, a pesar de ser un sello español, con sede en San Fernando del Escorial, siempre le ha dado una visibilidad internacional tremenda a sus grabaciones.

El disco anterior tuvo mucho éxito fuera de nuestras fronteras, algo que para nosotros es muy importante y por eso hemos cogido con muchas ganas este segundo disco. Queríamos mostrar una faceta diferente de La Ritirata, ya que nosotros hacemos por un lado programas barrocos y, por otro, más de Clasicismo o primer Romanticismo.

En el primer disco con Glossa hicimos un programa barroco en base al seicento italiano y ahora nos hemos ido al otro extremo, a lo más moderno que abarca La Ritirata, música compuesta en 1820, comienzo del romanticismo.

¿Y Arriaga? Sus cuartetos darían un pie maravilloso…

Arriaga ha sido un paso más en lo que normalmente hacemos, que es Boccherini. Desde que formé La Ritirata tenía la idea de hacer mucha música de Boccherini y de ahí el nombre de la formación. Hemos hecho mucha música suya y como es uno de los compositores que más ha aportado a la formación de cuarteto de cuerda, buscando otros compositores nacionales en este aspecto uno topa con la figura de Juan Crisóstomo de Arriaga. Es el compositor más grande que ha habido en la historia del País Vasco, y sus cuartetos de cuerda son los más importantes creados por un compositor nacido aquí.

Además de Boccherini hemos hecho música más tardía como conciertos con música de Beethoven, sobre todo de sus primeros opus, y Arriaga parecía un paso natural. Tiene unos cuartetos de cuerda de mucha calidad que merecía la pena hacer.

¿Por qué grabar también el Tema variado op. 17?

Era un poco sorprendente pensar que Arriaga había escrito tres cuartetos de cuerda tan maravillosos sin experimentar con la formación de cuarteto de cuerda antes, y lo que quería era investigar qué obra había hecho antes o cuándo se había iniciado en música para cuarteto de cuerda. De hecho, encontramos dos obras, pero el Tema Variado es la única que es original para cuarteto.

La compuso cuando tenía 14 años y es una obra de juventud. Además de éste hay una obra que se llama Variaciones sobre el tema de la húngara, pero no es original para cuarteto. Es una obra para violín y teclado que luego él arregló para cuarteto. Eso se aprecia mirando la partitura y por eso no tenía tanto interés para nosotros. Sin embargo, en el Tema Variado op. 17 sí que se ve la base de lo que luego son sus cuartetos y creo que sirve para poder analizar las cosas. Con 14 años compone una obra muy simple y muy básica y cuatro años después escribe tres cuartetos que realmente son maravillosos. Todo da a entender lo que hubiera podido hacer este hombre si no se hubiera muerto con 19 años.

También en sus cuartetos se observa una evolución muy grande. De hecho, el orden de publicación no es el orden en que los compuso. Compuso primero el segundo, luego el primero y después el tercero. En este disco por primera vez también los hemos grabado en ese orden.

«Los cuartetos de Arriaga no tienen nada que envidiar a los de Beethoven»

¿Qué tienen en común los tres cuartetos de Arriaga?

En los tres cuartetos se ve que Arriaga tiene un dominio absoluto no sólo de la técnica de composición para cuarteto y de los instrumentos en conjunto, sino también de los instrumentos en solitario. Realmente su música es muy virtuosa, y se aprecia claramente en el primer violín. Es también sorprendentemente difícil para la viola y en ocasiones para el violonchelo. No tienen nada que envidiar en dificultad ni en habilidades técnicas a los cuartetos de Beethoven.

En común tienen justo eso: su gran calidad. Creo que si Arriaga hubiera seguido componiendo cuartetos no se hubiera quedado tan en la sombra porque no tienen nada que envidiar a los op.18 de Beethoven, por ejemplo. A nivel inspiración y a nivel escritura están a un nivel comparable.

¿Cómo describiría cada uno?

Creo que Arriaga experimenta mucho y plantea formas un poco diferentes a las habituales. En esta época lo habitual en la forma sonata era que tuviera exposición con repetición, desarrollo y reexposición, pero, por ejemplo, en el cuarteto número uno la exposición no tiene repetición y esto es una cosa bastante novedosa para el momento. Además hace juegos con algunos da capos en algunos minuetos.

Se ve que se ha inspirado mucho en la figura de Beethoven, además de en Mozart y de un Haydn tardío. En el tercer cuarteto hay un movimiento pastoral que tiene una tempestad en medio que es muy beethoveniano. Hay realmente momentos que son muy modernos para su época.

¿Hacia dónde cree que habría evolucionado Arriaga si no hubiera muerto con 19 años?

Es difícil saberlo, pero al ver cómo avanza en los tres cuartetos me parece que apunta hacia un estilo más tardío. Creo que estos tres cuartetos se pueden englobar en un romanticismo y hay fragmentos cromáticos que sacados de contexto empiezan a oler a cosas más tardías que aparecerán en Wagner. Creo que hubiera llegado muy lejos.

«En la música histórica es necesario volver a interpretar el manuscrito»

La Ritirata siempre busca «una intensiva (re)consideración de las fuentes musicales y su contexto”, ¿qué proceso de investigación y análisis han seguido?

Todo lo que hacemos con es interpretación histórica. Creo que hoy en día todo el mundo sabe que cuando hacemos música del Barroco los instrumentos del momento eran otros: tenían un clave, una tiorba, etc. Sin embargo, lo que creo que falta mucho es mostrar que en el clasicismo también eran totalmente diferentes los instrumentos que había. Entonces un violonchelo era muy diferente al violonchelo de hoy en día. Desde aquí, nuestra labor es mostrar hasta qué punto es diferente.

La reconsideración de las fuentes pasa por diferentes puntos. Entre ellos volver a interpretar el manuscrito en el caso de que lo haya. El Op. 17 se conserva en Bilbao y hemos trabajado desde una copia directa de él. En el caso de los cuartetos, por desgracia, desaparecieron en las inundaciones de Bilbao, pero se conserva la primera edición, ya que estas obras fueron publicadas en vida de Arriaga. Hemos trabajado desde ellas teniendo en cuenta una copia que parece que hizo su padre del manuscrito. Hemos comparado ambas y hemos sacado la versión musical más parecida a lo que había.

Luego, conforme a los instrumentos, lo que nos toca hacer es mirar cómo se tocaban los cuartetos de cuerda en torno a 1820 gracias a, entre otras cosas, los dibujos y a las ilustraciones del momento.

¿Cómo eran los cuartetos de cuerda en la época de Arriaga?

Los cuartetos de entonces no eran como los cuartetos profesionales de ahora que se dedican a hacer giras por el mundo, sino que eran más unas veladas musicales en las que se unían cuatro músicos que interpretaban música con el público sentado alrededor. Hemos observado que la mayoría de las veces estaban sentados en círculo en torno a una mesa con cuatro atriles o con un solo atril incluso y su posición era diferente a la de hoy en día, en la que tenemos normalmente los violines a la izquierda y la viola y violonchelo a la derecha. En aquella época todavía se hacía como en el Barroco: los violines enfrentados. El violonchelo estaba al lado del primer violín y normalmente subido a una tarima. Así nos hemos situado nosotros para esta grabación, algo que ya de inicio supone una diferencia muy grande cuando escuchas el disco.

Otro punto importante es el hecho de tener instrumentos de época. Mi violonchelo, por ejemplo, tiene cuerdas de tripa tal y como las de la época y no se apoya en la pica, ya que en ese momento todavía se sujetaba entre las piernas. Los violines también tienen cuerdas de tripas y arco de época.

«Si yo quiero tocar el violonchelo como en 1820 lo que tengo que hacer es buscar un método de esa época»

Imagino que también la manera de tocar…

Justo. Quizás ese sea el punto más importante. Como no hay grabaciones de esta época lo que siempre hacemos es acudir a los tratados. Si yo quiero tocar el violonchelo como se tocaba en 1820 lo que tengo que hacer es buscar un método de esa época.

En este caso hemos tenido una suerte tremenda porque se conserva el tratado de Baillot, uno de los violinistas más importantes y uno de los pedagogos más reputados del Conservatorio de París, que fue profesor de Arriaga y que además tocaba el violín en veladas musicales en cuartetos de cuerda. Él tiene un tratado con todos los detalles que te puedas imaginar: desde cómo se coge el violín, qué cuerda se pone, las posiciones de los pies del violinista, cómo se debe sentar el cuarteto, cómo es el taburete, el tipo de mesa, la distancia entre los músicos, cuando hacer vibrato, cuando no, las articulaciones… Lo que hemos hecho es tratar de seguir al pie de la letra todas las indicaciones de Baillot para tratar de hacer este viaje al pasado y que los cuartetos de Arriaga, que tantas veces se han grabado con cuartetos modernos, suenen un poco más parecidos a como se hacían en aquella época.

¿Cuál ha sido el mayor reto de este proyecto?

Nosotros somos un grupo de música antigua y es la primera vez que nos hemos metido en repertorio de cuarteto de cuerda propiamente dicho. Es un terreno un poco sagrado, ya que hoy en día hay muchos cuartetos con un nivel muy alto y siempre parece un poco curioso que un grupo de música antigua se meta en ese repertorio. Sin embargo, con todo el respeto a los cuartetos profesionales, hoy se trabaja tanto al detalle que el resultado parece una acción sincronizada y todo está tan calculado que igual se pierde la esencia de esa música cuando se compuso, que eran más esas veladas musicales en las que los músicos se juntaban a leer música.

En nuestro caso, teniendo en cuenta los estándares de las grabaciones de hoy, no podíamos hacerlo realmente histórico en plan de quedar un día, leerlo y grabarlo, pero hemos tenido que buscar esa duplicidad de, por un lado, mantenernos muy firmes a la interpretación histórica, pero por otro lado, dedicarle suficiente tiempo de ensayo y grabación, que ha sido muchísimo mayor en comparación con otros discos nuestros.

«La música histórica en torno al Barroco está ya muy asumida, pero muy poco en torno al Clasicismo»

¿Y el reto de la música histórica en general?

Estamos teniendo suerte porque cada vez hay más música antigua y el público la acoge muy bien. El ejemplo es el ciclo barroco del CNDM, que es una maravilla. Nosotros tenemos un concierto dentro de él el 22 de abril y ya están vendidas todas las localidades. Se ve que a la gente le gusta.

A lo que nos enfrentamos es que, por un lado, la música histórica en torno al Barroco está ya muy asumida, pero en el Clasicismo está muy poco. Es algo con lo que yo lucho día a día. Cuando haces un programa que incluye un piano es muy difícil que la sala de conciertos disponga de un fortepiano o esté por la labor de alquilarlo. Ellos entienden que para tocar Beethoven es perfecto un piano moderno tipo Steinway y no entienden que el piano de Beethoven era muy distinto al piano moderno.

¿El nivel musical español tiene algo que envidiar al de otros países ahora mismo?

Pienso que el nivel de la música española está muy bien. Desde luego, el nivel de las interpretaciones españolas es muy alto, y lo que nos falta es infraestructura. Nos falta saber vender los productos fuera. España ha sido muy buen importador más que exportador. Estamos muy acostumbrados a que a las salas de concierto o a los diferentes ciclos siempre vengan intérpretes de otros países buenísimos más que nosotros mandar a nuestros grupos fuera. Cuesta invertir eso. Cuesta bastante vender la música fuera.

Ahora con la crisis todo es muy complicado y el IVA que tenemos que soportar los músicos es muy elevado. En este caso, con los cuartetos de Arriaga, el IVA, por ejemplo, nos supone el caché de un músico más porque justo el 21% sería una quinta parte. Creo que es algo con lo que estamos en desventaja en relación a otros países de la Unión Europea.

ARRIAGA

Juan Crisóstomo de Arriaga.
The complete string quartets
La Ritirata:
Hiro Kurosaki, violin
Miren Zeberio, violin
Daniel Lorenzo, viola
Josetxu Obregón, violoncello
Glossa
Tiempo:76:39
15 euros