Cuenta Carro que el festival le pidió una obra de temática religiosa o que tuviera alguna vinculación con ella, y así, tras consultar diferentes pasajes de la Biblia pensó que sería buena idea recurrir a la pintura y a uno de sus pintores favoritos, El Bosco, cuyos cuadros siempre están relacionadas con la religión. De ellos, a Carro le gustaba además el hecho de que muchos estén divididos en partes (como sucede, por ejemplo, en El jardín de las delicias), ya que así podía hacer una obra en varios movimientos.

«Buscando encontré estos cuatro paneles que se titulan Visiones del más allá y que se encuentran en el Palacio Ducal de Venecia. Son cuatro pinturas con cierta homogeneidad pero también con muchas diferencias, por lo que así cada una de las pinturas me daba uno de los movimientos que iba a hacer», explica el compositor.

 

Visiones del más allá

 

«El primero se titula El Paraíso Terrenal, que transmite una sensación de sosiego y tiene muchos elementos de la naturaleza; el segundo, La Ascensión al Empíreo, fue el que más me llamó la atención. Tiene un túnel de luz en la parte superior que me pareció algo super moderno para la época. El tercero es La Caída de los Condenados y es ideal para hacer una pieza más rítmica. Termina con El infierno, que también me parecía un buen final», relata.

El resultado es una obra para cuarteto de saxofones, piano y percusión de unos 15 minutos estructurados en cuatro movimientos de tres minutos y medio cada uno. «Creo que ha quedado algo muy sugerente». Carro explica con detalle cada uno de los movimientos:

 

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El Paraíso Terrenal

«He querido que los cuatro, aunque tengan un lenguaje en común, fueran bien diferenciados. El primer movimiento, El Paraíso Terrenal, tiene un tiempo tranquilo y una melodía hecha entre los seis instrumentos, lo que se llama heterofonía. Una melodía simple va pasando de un instrumento a otro, y el resto la van coloreando. Tiene un carácter cantabile, tranquilo, aunque en el medio tiene una parte más movida. En general transmite tranquilidad».

 

 

 

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La Ascensión al Empíreo

«El segundo movimiento es todavía más estático y lo que le caracteriza son unos acordes en el piano y en el vibráfono, dos instrumentos que empastan muy bien. Esa armonía está doblada con los sonidos multifónicos del saxo. He elegido unos multifónicos en pianissimo que hacen un poco de colchón de lo que van haciendo el piano y el vibráfono. Tiene un carácter muy estático pero a la vez muy luminoso, centrándome en ese punto de luz que tiene ese panel del cuadro».

 

 

 

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La Caída de los Condenados

«El tercer movimiento, en contraste con los primeros que son tranquilos, es puro ritmo. Tiene un tempo más movido y digamos que el piano es el que va marcando el discurso, caracterizado por muchos acentos, mucho ritmo… Representa un poco el movimiento que tiene el cuadro. Tiene una dirección hacia el grave porque va a acabar como en una gran caída».

 

 

 

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El Infierno

«El último movimiento es El infierno y es una especie de pasacaglia porque la mano izquierda en el grave realiza como un ostinato continuo que va desde el comienzo hasta el final y sobre él se van dando entradas sucesivas de los saxos que van acumulando tensión hasta un punto máximo. El piano continúa después de un fortissimo en un pianissimo con aire en los saxos. Es un movimiento muy mecánico, como muy repetitivo».

 

 

Sin entrar en la música experimental ni de vanguardia, aunque sí inspirándose en algunas de sus tendencias, la música de Mario Carro es clara y transparente. Ha recibido importantes encargos de la Residencia de Estudiantes, del Centro Nacional para Difusión de la Música (CNDM) y de la Comunidad de Madrid, y ha estrenado obras en el Festival de Música de Alicante o en la Mostra Sonora de Sueca, en Valencia. También en Italia, Portugal, Chipre, Malta, Reino Unido, Alemania o EE.UU.

«Me gusta hacer música muy expresiva, que de alguna manera tiene que ver con la tradición. No me considero un compositor experimental ni de vanguardia, pero sí que estoy muy informado e interesado en esos estilos para coger elementos. Mi música es muy clara, aunque no sencilla ni simple. Intento que mi materia musical suene con mucha transparencia y suelo utilizar melodías sencillas que voy enriqueciendo y enriqueciendo», matiza el compositor.