Resituación es una celebración colectiva. Los violines del himno instrumental que abre el disco llaman junto a la melodía principal de la guitarra, lenta y hondamente, a una extraña fiesta. El ‘show’ Vegas está a punto de empezar. Esta vez todos cantamos con él. Somos el coro de Ladinamo y el del Patio Maravillas, somos las cuerdas y las panderetas. A veces, se queda solo, cómo no. Aparece entonces ‘Nachín, el lúgubre’, el que que se autoparodia, el triste, el melancólico, y el soñador. Ese que busca la pureza, la verdad, la esencia. Inconscientemente, la infancia.

Hablar de Resituación se ha convertido en una conversación política o, cuando menos, en una protesta en sí… ¿era esa su intención?

Probablemente este sea, entre mis discos, el que más contenido político o dimensión social tiene. Tampoco lo es totalmente. Ni los anteriores la dejaban de ser.

Normalmente se suelen cargar las tintas sobre un aspecto de los discos y parece que sólo existe ese. A mí en este caso no me importa. La mayor diferencia con otros discos míos o, por lo menos, con el anterior álbum, es que en él utilizaba mucho la primera persona y en este disco hablo mucho de personajes y en tercera persona. Eso me da pie a hablar de relaciones sociales y otro tipo de situaciones que no tienen que ver con experiencias privadas o íntimas. Tiene una dimensión un poco más política o social.

¿Qué supone dentro de su carrera este disco?

Para mí todos los discos son pasos. Todos tienen que ver un poco con un camino que se va haciendo al andar. No sabes muy bien donde te va a llevar cada disco. Para mí es un poco una manera de ordenar las canciones que voy haciendo. Acabar una canción es siempre el objetivo, pero grabar un álbum no lo es. Es coger esas canciones, ordenarlas, verlas desde fuera y descubrir qué es lo que tienen en común. Esas canciones pertenecen a un lugar o momento determinados y son las que, con lo bueno y lo malo, tenían que existir en ese momento. Siento que este disco es un disco necesario para mí. También lo he sentido con los anteriores, pero en este caso tenía una urgencia especial por grabarlo.

¿En qué momento se encuentra cuando lo compone?

Todos hemos percibido que las cosas han cambiado. También que lo que ha cambiado un poco ha sido el discurso y la actitud de la gente. Más o menos desde hace 3 años, desde el 15-M.

Durante los años en los que he escrito la mayoría de las canciones he vivido en Gijón. Mi situación personal no es mala. Vivo de mi trabajo, que es vocacional, y me va más o menos bien, aunque sí percibo, como cualquier persona que no sea de clase super alta, lo que está pasando y cómo afecta a la gente. Hago una visión emocional de todo y luego la reflejo en mis canciones, que también suelen ser emocionales.

“En Resituación hay un poco más de nosotros, pero también estoy yo”

En el disco mira hacia fuera pero también hay espacio para usted

El hecho de desplazar un poco el yo de otros discos no significa que deje de estar. Ahora hay un poco más de nosotros, pero también estoy yo. Al hablar de personajes también estoy hablando de algo que me es muy cercano. Al final siempre eres tú el que hablas a través de ellos. Utilizo como materia prima para mis canciones lo que conozco de primera mano y eso es mi vida, la vida que me rodea y lo que puedo observar.

En el disco simplemente el yo está un poco diluido en el nosotros. En las canciones hay un viaje desde lo más íntimo a lo más universal.

¿El músico tiene un compromiso con lo que está pasando?

Creo que debe tenerlo. Creo que va en el oficio y es una obligación. El compromiso debe ser amplio: con tu música, con tu trabajo, con lo que haces, con cómo lo haces… Si éste se expande un poco hacia algo más político es algo con lo que yo me siento muy cómodo. Mucha gente no se siente cómoda con ello, pero a veces quedarse a medias tintas es como no decir nada.

¿No cree que los músicos han tardado un poco en reivindicarse?

Hubo un momento en los 90 y en los 2000, cuando empezó toda la independencia, en que había un discurso un poco hegemónico que todos, incluso los más críticos, lo aceptaban con resignación. Por suerte, después de unos cuantos años, la situación está cambiando y se está cuestionando ese discurso hegemónico.

Para mí, la música interesante es la que sobre todo cuestiona el mundo en el que nace. Sí que he echado de menos esa reivindicación en la música de mis contemporáneos.

La situación de la que habla nace del 15M, ¿qué ha cambiado desde entonces?

Para mí han cambiado un montón de cosas. Ha habido como una llamada de atención porque estaba pasando algo muy fuerte, muy agresivo y que provocó una toma de conciencia de muchísima gente que antes ni siquiera se molestaba por la política o por lo que estaba ocurriendo.

Ha dado lugar a que los movimientos sociales cogieran impulso. Movimientos como la PAH, que aunque ya existía antes del 15M como V de Vivienda, probablemente sea ahora una de las formaciones con más fuerza en España. Incluso más que un partido político.

Todas las mareas o las asambleas finales vienen de ahí. La gente ha empezado a organizarse y a autorrealizarse y a hacer cosas en común porque se ha dado cuenta de que los que decían representarnos no lo estaban haciendo. El hecho de que se esté cuestionando ese discurso antiguo y que se esté creando otro relato de las cosas me parece un cambio sustancial.

“Nos hemos dado cuenta de que el liberalismo salvaje no llega nada más que a la crispación”

Muchos, sin embargo, consideran que el 15M ha quedado en nada…

Quedan muchos pasos, pero por un lado, lo que no podemos esperar es que los cambios se den de un día para otro porque es todo mucho más complicado. El régimen en que vivimos no se puede tumbar de un día para otro. La gente que dice que el 15M no ha servido para nada o no se enteran de nada o están ciegos o prefieren que las cosas no cambien y quieren seguir con una democracia en la que estés un poco resignado.

En el disco habla de cómo “nos quieren en soledad, pero nos tendrán en común”. ¿Los gobiernos nos han hecho creer en el individuo para que dejáramos de lado ese aspecto de colectividad?

Sí, el individualismo como principio vital básico de cualquier régimen capitalista neoliberal es el arma más poderosa de la que se han dispuesto para desmovilizar a la gente. Eso unido al miedo, otra arma para controlar a la gente, hizo que mi generación creciera con esta idea y que en los años 90, por ejemplo, sindicarse no se estilaba. Eso tuvo el efecto desmovilizador deseado y no ha sido hasta ahora cuando se ha intentado desmontar. Nos hemos dado cuenta de que el liberalismo salvaje no llega nada más que a la crispación.

El miedo, en cierto modo, también puede avisarnos de peligros.

Sí, lo que pasa es que depende de donde venga. Nadie puede culpar a nadie por tener miedo, pero sí hay que utilizar un poco y devolverlo. Creo que ahora el miedo está cambiando de bando. Lo estábamos recibiendo como una agresión en nuestras vidas y ahora podemos devolverlo. Ahora se está viendo que cualquier tipo de movilización social se intenta criminalizar desde los gobiernos y desde los propios medios de comunicación. Tienen que tener también algún miedo porque sino no actuarían así. Es importante tenerlo en cuenta y utilizarlo a tu favor.

Le han calificado como el primer indie y ahora casi como el salvador de la canción protesta… ¿Qué tipo de músico es en realidad?

Cuando empecé a hacer discos en solitario después de Manta Ray, mi forma de tocar, así solo con una guitarra, chocó a mucha gente. Ahora parece un poco ridículo porque hay mucha gente que lo hace, pero en su momento, dentro del indie, no era lo habitual.

Ahora mismo lo que estoy haciendo, y también un montón de grupos, es mirar hacia lugares que no miraba. Creo que no se trata de lo que dices en las letras sino en cómo haces tu música, como la vehiculas.

En realidad, me considero un trabajador de la música, de la canción.

“Para hacer canciones hay que tener la mirada lo más limpia posible”

¿Y cómo compone Nacho Vegas? ¿Cómo es ese proceso?

No tengo un método. Con la guitarra o con el ukelele. Lo empecé a utilizar hace pocos años y en este disco varias canciones surgen con él. Las canciones nacen siempre de una chispa, que no sabes muy bien dónde está. Tienes que estar muy atento, observando. A veces puede nacer de una conversación que oyes en un bar, de una noticia que lees en el periódico, de algo que escuches o una melodía que se te quede grabada. No sabes muy bien de dónde viene, pero siempre hay un punto de partida. Lo demás es un poco más oficio. Ponerse a tirar de ello y a echarle un poco de tiempo.

Normalmente estoy en casa con la guitarra y el ukelele cerca y dejo que surja. Aunque no quieras, las canciones siempre llegan.

Algunas de sus canciones tienen un punto un tanto infantil o naïf en la melodía.

No sé muy bien por qué. Otro género musical que también me gusta son las añadas, las canciones de cuna y las canciones infantiles. Me gusta mucho ese tipo de canciones inmediatas y las melodías que remiten un poco a algo tan puro como la infancia. Quizás lo busque. A lo mejor es algo inconsciente, pero supongo que me gustan las melodías que apelan a esa parte un poco más inocente. Creo que para hacer canciones hay que intentar tener la mirada lo más limpia posible. Además, el hecho de hacer canciones siempre es un juego, un regresar a la infancia.

En Resituación participan dos coros. Además comienza con un tema que es todo un himno instrumental con cuarteto de cuerda, ¿cómo surgen todos estos arreglos?

Las primeras versiones son siempre muy desnudas, pero es bueno no quedarse sólo con lo que es la canción en esencia y ver lo que puede proyectar. Eso para mí son los arreglos y vestir a las canciones. En el caso de los coros, cuando grabé Runrún con el coro del Patio Maravillas sentí que le iba a dotar a la canción de un aire de celebración y de un espíritu colectivo. Sentí que era algo necesario y no solamente un arreglo.

En relación a la canción instrumental del principio, me gustan mucho algunos compositores de música de cine y la compuse de manera muy sencilla con unos acordes de ukelele y una melodía, pero que enseguida empecé a oír timbre de cuerdas y más sonoridades. Quería dotarle de ese aire de más apertura.

“Mis canciones siempre se han nutrido de la realidad más cruda”

Ahora que menciona bandas sonoras de películas, ¿cómo sería la banda sonora de su vida?

Creo que la banda sonora de mi vida es una mezcla de la música que te empiezas a apasionar, cuando comienzas a comprar discos o a ir a conciertos. En mi caso fueron un montón de grupos ingleses y americanos. Sobre todo grupos de la escena independiente británica como McCarthy o los Smiths. Este tipo de grupos que hacían pop muy combativo contra Margaret Thatcher y su dura política.

La otra parte de la banda sonora de mi vida es toda la música tradicional de mi tierra, que me ha llegado de una manera menos selectiva pero que también forman parte de ella. El cancionero asturiano me ha ayudado a valorar la música en un sentido amplio. Es algo que tiene una raíces y un grado de pureza que me gusta descubrir. Además, son cantadas por gente que no sabe lo que es grabar un disco, ni hacer entrevistas ni giras. Gente que siente que cantar es su medio natural de expresión.

Últimamente todo lo que dice Nacho Vegas tiene peso, ¿lo sientes así?

No… [se sonroja].Para bien o para mal mis canciones siempre se han nutrido de la realidad más cruda. A lo mejor una crudeza que no se estilaba tanto dentro de compañeros de la misma generación y quizás mis letras se han destacado por eso, no sé.

Es verdad que muchas veces soy algo bocazas en entrevistas y eso, pero ahora soy un poco consciente y lo trabajamos durante la producción porque luego lo ponéis en titulares y me jodéis la vida [se ríe].

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Resituación
Nacho Vegas
MARX016 LP/CD
Duración: 45:43
Precio CD: 12,85 euros
Precio Vinilo: 16,95 euros