¿Cómo cree que actúa el espacio de Tabacalera como contenedor de esa pureza de líneas, de esos Bosques de Luz? ¿Añade, subraya o ensalza la particularidad de este espacio algún ingrediente al trabajo que ahora presenta?

Se ha intentado aprovechar todo el potencial del lugar para presentar esta muestra y, gracias a la gran ayuda de las comisarias María y Lorena de Corral y a su visión sobre mi obra, creo que se ha conseguido. Espero que se produzca un contrapunto en lo que se refiere a las fotografías más minimalistas y que se integren muy bien las que tienen una afinidad con el lugar. Entre ellas hay dos imágenes del propio espacio de Tabacalera.

¿De qué manera ha trabajado la luz, el tiempo y el espacio en estas fotografías?

Se interrelacionan entre sí a diferentes ritmos. Aunque estos tres temas estén presentes en toda obra y sean tan universales, cada artista debe encontrar su particular combinación, en la que sus impulsos personales dejen una huella que le defina. En esta ocasión hay una variedad temática más amplia que en otras ocasiones y conviven series distintas, pero la selección realizada escrupulosamente por las comisarias y su disposición permite que exista una gran integridad.

Hay temáticas muy diferenciadas en la exposición, desde los Espacios Ocultos de la pintura italiana del Renacimiento, a las naves industriales como clave del tiempo. ¿Qué le ha llevado a indagar en ambos extremos?

Aparecen los temas que más he frecuentado en estos últimos años: paisajes urbanos, temas industriales, la serie de Espacios Ocultos y, por último, paisajes naturales que, en cierto modo, reviven mis primeros paisajes neorrománticos, pintados allá por los años ochenta y que afloran en clave fotográfica. Creo que mi trabajo fotográfico se enriquece de la pintura, actividad que sigo realizando y que, de alguna manera, está muy presente en esta muestra.

En alguna ocasión ha dicho que «es importante pensar en cómo se enseña el arte al espectador», ¿cómo ha querido mostrar aquí tu trabajo de estos últimos ocho años?

Al arte se puede llegar de muchas formas. Todas suman y van modelando el criterio que pueda tener cada uno, ligado también a experiencias personales. Pero en cada ciclo histórico se establecen unas corrientes que predominan sobre otras y marcan un criterio colectivo o, mejor dicho, una forma de entender y de apreciar el arte. Cada sociedad tiene unos parámetros que hacen el papel de guías o manuales sobre los que poder apoyarse. Después pueden seguirse al pie de la letra o ignorarse e, incluso, despreciarse, pero están ahí. Actualmente las guías que teníamos han envejecido y cada vez tienen menos utilidad porque quizá estemos en un momento en que haya que plantearse muchas cosas que hace tan solo unos pocos años eran incuestionables. El arte nos puede enseñar a ver de otra manera. Ha sido siempre así.

Durante estos últimos años he reflexionado mucho sobre qué papel puede jugar el arte en el futuro y lo que es seguro es que para sobrevivir tiene que demostrar su necesidad y su utilidad en la sociedad a la que pertenece. El arte, en su recorrido, ha acompañado siempre al ser humano y ha demostrado ser imprescindible, pero la forma de ser útil es la que ha ido evolucionando y cambiando, y ahora vuelve a ser muy importante que demuestre su utilidad en un nuevo modelo social que deberíamos diseñar entre todos.

Aunque en sus fotografías no suelen aparecen personas, los espacios que encuadra revelan la amplitud de la dimensión humana. ¿Qué es lo que más le interesa contar a través de ellas?

El hecho de que la figura humana no esté presente en la mayoría de las ocasiones se debe a mi predilección por la selección de escoger aquellos momentos en los que la presencia directa se desvanece o desaparece por un momento, o a mi inclinación por buscar lugares que dejaron de ser activos para convertirse en espacios abandonados o en ruinas o que, por sus características, están ocultos o al otro lado de la sociedad, bien por su marginalidad o por sus características especiales.

Si te detienes a pensar un poco, existen miles de ocasiones en las que la presencia humana sale de escena. Esos vacíos están llenos de información y de atractivos que bien pueden, entre otros aspectos, decir y explicar muchas cosas sin necesidad de una presencia humana directa y evidente.

Madrid. José Manuel Ballester. Bosques de luzTabacalera. Espacio Promoción del Arte.

Hasta el 28 de abril de 2013.

Comisarias: María de Corral y Lorena Martínez de Corral.

  • Bosques de Luz ha sido organizada y producida por la Subdirección General de Promoción de las Bellas Artes con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E).