Con más de 200 obras procedentes de algunos de los museos más importantes del mundo, la exposición Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas refleja al Dalí global, aquel pintor, pensador, escritor y creador de una particular visión del mundo que supo interpretar como pocos el papel cambiante del artista en la nueva sociedad de consumo y entender como nadie la importancia de los medios de comunicación, la publicidad y lo popular. «Aunque posiblemente una de sus mejores obras sea su propia biografía. Ese personaje que creó ha generado mucho ruido, mucha anéctoda y por eso queríamos volver al Dalí esencial, al artista que es una figura fundamental en el arte del siglo XX», comenta Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía de Madrid.

Procedente del Centre Pompidou de París, donde consechó un enorme éxito, la muestra incluye, además, una treintena de obras que nunca antes se han visto en España. Entre ellas destacan Alucinación: seis imágenes de Lenin sobre un piano, 1931 (Centre Pompidou, París); El Ángelus de Gala, 1935 (The Museum of Modern Art, Nueva York); Bañistas, c. 1928 (The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida); Niño geopolítico contemplando el nacimiento del hombre nuevo, 1943 (The Salvador Dalí Museum, St. Petersburg, Florida), o Symbole agnostique (Símbolo agnóstico), 1932 (Philadelphia Museum of Art, Philadelphia).

Dalí. Todas las sugestiones poéticas y todas las posibilidades plásticas cuenta con secciones que contienen, además de pinturas y dibujos, material documental, fotografías, manuscritos del propio Dalí, revistas, películas y filmaciones de enorme importancia para entender el complejo universo del artista.

El período surrealista constituye el núcleo de la muestra y hace especial hincapié en el método paranoico-crítico desarrollado por el artista como mecanismo de transformación y subversión de la realidad.

 

Recorrido

Del vidrio de multiplicar a la putrefacción y Autorretratos

La exposición comienza con una sección dedicada a las primeras obras de Dalí, en la que predominan los elementos que marcaron su infancia, como su familia y su entorno. En la segunda sala se incluyen algunos autorretratos, la visión que tuvo de sí mismo y la que construyó en distintos momentos de su vida.

La miel es más dulce que la sangre

La llegada del artista a la Residencia de Estudiantes a finales de 1922 y su encuentro con, entre otros, Federico García Lorca y Luis Buñuel —con quien colaboró en la película Un perro andaluz (1929)— lo vincula a la Generación del 27, que agrupa poetas, escritores, pintores y cineastas. En este momento, Dalí se inspira cada vez más en las vanguardias y coquetea con diferentes «–ismos», como el cubismo, el fauvismo o el futurismo.

Surrealismo

Es un momento presurrealista en el que se observan influencias de Masson, Bataille, Miró y Picasso. Aquí Dalí desarrolla su método paranoico-crítico, con el que revoluciona el surrealismo y que centra esta sección de la muestra, con la presencia de grandes obras como El Gran Masturbador (1929), La persistencia de la memoria (1931), Guillermo Tell (1930) o El Espectro del Sex-Appeal (1934).

El Ángelus

La relectura que el artista hace de El Ángelus (1857-59) de Jean-François Millet. La obsesión del pintor por esta obra hace que sea protagonista no solamente de sus trabajos pictóricos y objetos, entre 1929 y 1935, sino también de diversos proyectos teatrales que finalmente no ven la luz.

El rostro de la guerra y Surrealismo después de 1936

A partir de 1936 y huyendo de la Guerra Civil española, Dalí y Gala pasan la mayor parte del tiempo en Francia, exceptuando algún viaje a los Estados Unidos e Italia. Por otra parte, aunque no deja de experimentar con la construcción de objetos surrealistas —anunciados formalmente en 1931—, no es hasta la celebración en 1936 de la Exposición Surrealista de Objetos, en la galería Charles Ratton de París, cuando se oficializa esta nueva forma de expresión del surrealismo.

América

El inicio de la Segunda Guerra Mundial lleva a Dalí y Gala a exiliarse a Estados Unidos, donde residen ininterrumpidamente entre 1940 y 1948. El conflicto internacional y la catástrofe nuclear de Hiroshima y Nagasaki transforman profundamente su obra. A mediados de esta década, empieza su etapa mística y nuclear, cuyo corpus expone en su Manifiesto Místico, caracterizado por el tratamiento de temas religiosos y de aquellos relacionados con los avances científicos de la época, mostrándose especialmente interesado en los progresos referentes a la fusión y fisión nucleares.

La vida secreta

Treinta dibujos originales que sirvieron para ilustrar su autobiografía La Vida Secreta de Salvador Dalí, un texto magnífico escrito e ilustrado entre 1941 y 1942, y a menudo considerado por la crítica como el mejor libro del artista, se muestran en esta sección. Se trata de piezas que no pudieron verse en la reciente muestra del Centre Pompidou de París.

Escenarios

Dalí se considera a sí mismo como un artista eminentemente teatral. Esta afirmación no se manifiesta únicamente a través de su personalidad, sino también en la concepción de su obra y de quienes la reciben. Desde sus incursiones cinematográficas, pasando por la confección de decorados para ballet y teatro, vemos cómo su maestría e ingenio como pintor se ponen al servicio de un campo que no le es propio: el del mundo del espectáculo.

El enigma estético

La exposición finaliza con esta sección en la que se aprecia cómo a partir de los años 60 y hasta el final de su carrera, los intereses de Dalí continúan expandiéndose. Su fascinación por la ciencia y las nuevas tecnologías se traduce en la exploración de lenguajes de futuro, como la holografía o la estereoscopía. A la vez, su papel como agitador de masas se refuerza en los happening y performances que concibe y protagoniza. Todo ello sin dejar de mirar a la tradición de los grandes maestros, como Velázquez o Miguel Ángel, a quienes reivindica repetidamente o a su propio mundo y trayectoria.