Estos lienzos, hasta las últimas fechas del siglo XVIII, decoraron los muros del Teatro Real o Coliseo del Buen Retiro en memoria de sus fastos líricos. Son el testimonio de un decenio musical particularmente efervescente en Madrid, el periodo que se extiende entre 1748 y 1758.

Cuatro grandes óleos

La exposición está integrada por cuatro grandes óleos sobre lienzo –dos de ellos inéditos y presentados por vez primera al público tras su restauración– que reproducen escenas de óperas estrenadas en aquel «hermoso teatro a la italiana» de los Austrias, anejo al Palacio del Buen Retiro. Un edificio enteramente remodelado por Fernando VI en 1747, admirado y descrito por embajadores y visitantes extranjeros.

Las cuatro escenas corresponden a tres dramas musicales: Armida placata (1750), Didone abbandonata (1752) y La Nitteti (1756), que marcaron momentos celebrativos importantes, tanto para la corte italianizante y canora de Fernando VI y Bárbara de Braganza como para el propio Farinelli, orquestador de fiestas áulicas, director del Teatro Real y caballero de la Orden militar de Calatrava. Una distinción reservada a la nobleza, cuya insignia le fue impuesta por el rey tras finalizar la representación de Armida placata, que celebraba los esponsales de la infanta María Antonia Fernanda de Borbón y Farnesio con el duque de Saboya, Víctor Amadeo III, futuro rey de Cerdeña. Farinelli la exhibe orgullosamente en los retratos que de él hicieron Corrado Giaquinto y Jacopo Amigoni –uno de los cuales se expone en el Museo de la Academia– y en el busto anónimo del cantante y «Familiar Criado» de los Borbón.

Ajustándose a las didascalias de los libretos (editados en italiano y castellano antes del estreno), las panorámicas de Battaglioli reproducen fielmente escenas de óperas que resultaron particularmente espectaculares y complejas de montar, debiendo servir de modelo para futuras representaciones. Siendo eventos costosos de realizar y financiar (durante este reinado corrieron en general por cuenta de la Real Hacienda), las óperas de mayor éxito se reponían en años sucesivos, y los decorados se  almacenaban en las atarazanas del Teatro Real, pudiendo reutilizarse tal como se guardaban, o ligeramente retocados. Espectáculos magnificados por su contenido poético –los versos del mejor libretista del siglo, Pietro Metastasio–, por la música de compositores como Giovanni Battista Melle, Baldassarre Galuppi “il Buranello” o Niccolò Conforto, y por una elaborada escenotecnia, concebida y controlada por el propio Farinelli.

Valor testimonial e iconográfico

Los cuatro óleos expuestos formaban parte de un conjunto de 12 lienzos que Farinelli encomendó a Francesco Battaglioli, y de los cuales el cantante se llevó cuatro a Italia, al dejar la corte de España en diciembre de 1759, recién llegado al trono Carlos III.

Margarita Torrione, catedrática de la Universidad de Saboya y comisaria de la exposición, explica que constituyen «un patrimonio madrileño pendiente de reconocimiento y una colección de un valor testimonial e iconográfico excepcional, tanto para la biografía artística de este reputado “vedutista” (que tras su etapa madrileña fue miembro de la Academia de Venecia), como para ilustración del teatro lírico en la corte de los primeros Borbones y de la escenografía europea del último Barroco. Hay que revisar esa idea extendida de que España es pobre en iconografía teatral, en particular del siglo XVIII».

A diversos trabajos publicados por esta historiadora francesa de origen español, que ya colaboró con el Museo de la Academia en la exposición Un reinado bajo el signo de la Paz. Fernando VI y Bárbara de Braganza: 1746-1759, se debe la identificación de nueve óleos de Battaglioli de los 12 que pintó para el Coliseo del Buen Retiro, diseminados hoy entre Madrid, Zamora, París y Londres. Y a su impulso, el que tres de los ejemplares madrileños hayan sido restaurados y definitivamente reunidos en una colección dieciochesca única en su género.

Fascículo conmemorativo

Por su parte, el Teatro de la Zarzuela, coincidiendo con el estreno de Viento es la dicha de Amor –composición musical de José de Nebra con libreto del dramaturgo Antonio de Zamora (1743)– y respondiendo a su colaboración con la Academia de San Fernando, publica paralelamente un fascículo conmemorativo de esta exposición, con ilustraciones y textos sobre las piezas expuestas, el contexto en que se realizaron y una bibliografía conexa.

La exposición se completa con una conferencia de Margarita Torrione en torno a la identidad de los óleos de Battaglioli y su deuda con Farinelli. Con el título «Escenografías para el Real Teatro del Buen Retiro. La huella de Farinelli en Madrid», la conferencia se impartirá el jueves 23 de mayo (a las 19.30 h) en la sala Guitarte de la Academia.