Esta muestra, organizada por el Consorcio de Museos de la Comunitat Valenciana y la Dirección General de Patrimonio Histórico de la Comunidad de Madrid, es el colofón de las actividades realizadas con motivo del 150 aniversario del nacimiento del escultor valenciano.

Benlliure dominó todos los materiales, géneros y técnicas de la escultura. Su producción está cercana a las cuatro mil obras, incluyendo apuntes, dibujos y pinturas. Destacan los encargos de monumentos públicos y funerarios, que llegan a sumar un centenar en todo el mundo.

Mariano Benlliure. El dominio de la materia ha sido comisariada por la jefa de Conservación de Escultura y Artes Decorativas del Museo del Prado, Leticia Azcue Brea, y Lucrecia Enseñat Benlliure, bisnieta del artista y gran experta en su obra, quienes la han estructurado en varios apartados.

Obra inédita

La investigación realizada durante varios años por las comisarias ha dado como resultado una exposición en la que la mitad de las piezas que se muestran es obra inédita en España.

Las obras proceden de instituciones públicas mayoritariamente españolas y una gran parte de colecciones particulares, destacando entre los prestamistas la Fundación Casa de Alba, el Museo del Prado o el Museo de Bellas Artes de Valencia, además de instituciones internacionales como el Musée d’Orsay en París.

El dominio de la materia presenta una selección de obras de excepcional calidad que abarca todos los estilos y materiales practicados por el artista: retratos, composiciones libres, artes decorativas, tauromaquia y medallas, acompañados por bocetos de algunos de los monumentos más representativos que realizó.

Cuatro secciones

El recorrido trascurre por la trayectoria de este artista nacido en Valencia que, aunque afincado en Madrid, alternó estancias en París y Roma, y viajes por Europa. En Valencia la exposición está dividida en cuatro secciones según las temáticas y géneros: obras de libre creación, monumentos, retratos de sociedad, artes decorativas y tauromaquia.

Entre las piezas más importantes se encuentra el busto de Goya realizado en mármol, una pieza que no estaba catalogada y se ha localizado en una colección particular. Destacan también la obra dedicada a Pastora Imperio nunca vista en España; el busto del Rey Alfonso XIII, el retrato ecuestre de la Reina Victoria Eugenia y las cubiertas del Álbum del General Cassola, en plata.

La exposición incluye varias piezas que son testimonio de sus numerosos reconocimientos y medallas recibidas, como Accidenti!, con la que en 1884, tan sólo con 22 años, consiguió la segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid, un paso fundamental en su obra.

Más obras destacadas

Además destaca el busto del pintor Francisco Domingo, realizado en terracota (1885), premiada en Múnich en 1890 y en Berlín en 1891, y con la que logró la Medalla de Oro del Emperador de la Exposición Internacional de Viena de 1894.

Sólo seis piezas son diferentes respecto a la muestra de Madrid. Son las obras provenientes del Museo de Crevillente, entre las que destaca el busto de su mujer, Carmen de Quevedo, que se exhibe junto a los de Lucrecia Arana y Leopoldina Tuero; por primera vez se muestran juntos los bustos de las tres mujeres de Mariano Benlliure. Realizado cada uno en épocas distintas de su vida, su observación permite descubrir la evolución del artista.

Por último el sarcófago diseñado para el mausoleo de Blasco Ibáñez (donde nunca llegó a ubicarse) completa la exposición en el claustro gótico del Centro del Carmen, la que fue su escuela de Bellas Artes.

Para el desarrollo de la exposición se ha contado con la colaboración especial de Caser Seguros y de la Fundación Conexus, además de la Fundación Mariano Benlliure y Patrimonio Nacional.

 

Con la minuciosidad de un orfebre

Mariano Benlliure nació el 8 de septiembre de 1862 en Valencia y falleció el 9 de noviembre de 1947 en Madrid, su lugar de residencia y trabajo desde 1896. Escultor precoz, realizó su primera obra importante con tan solo quince años.

Ampliamente galardonado en exposiciones internacionales y condecorado con la Legión de Honor de Francia, Comendador de la Orden de la Corona de Italia o la Gran Cruz de Alfonso X de España, asumió importantes cargos públicos relacionados con el mundo de la cultura y las bellas artes: entre 1901-1903 fue director de la Academia de España en Roma, de 1917 a 1919 director general de Bellas Artes, y de 1917 a 1931, director del Museo de Arte Moderno de Madrid. Perteneció a diversas academias: San Fernando de Madrid, y las de Valencia, Zaragoza, Málaga, San Lucas de Roma, Brera de Milán, Carrara y París.

Benlliure es un claro representante de la sensorialidad mediterránea, pues en sus esculturas perseguía efectos casi pictóricos modelando las superficies con la luz. Escogía temas fugaces, o que exigen la expresión del movimiento, casi solamente perceptibles por una cámara fotográfica.

Fue, sin duda, uno de los artistas más influyentes de su época, su extraordinaria producción, muy amplia y variada, integra todos los géneros y técnicas de la escultura, lo que le supuso numerosos encargos tanto en España como en América y en el resto de Europa.

Alternaba los innumerables encargos con obras más íntimas y personales, escenas taurinas, de niños jugando o llorando que parecen reflejar sus propios sentimientos, y es en estas obras y en los retratos familiares donde muestra más claramente su personalidad.

Así, su producción artística constituye un testimonio excepcional de la sociedad de la época: retratos de la familia real, literatos, científicos, políticos, músicos, pintores, bailaoras, cantantes, aristócratas, artistas o militares.

En cuanto a su técnica, sus esculturas no pretenden definir un espacio, pero sí representar en tres dimensiones un gesto, un sentimiento o un hecho instantáneos. Ponía especial cuidado en las cualidades sensoriales, siempre dentro de un marcado carácter realista. Elegía para cada pieza un material según su dureza o morbidez, su ligereza o pesadez, o su color. Trataba las diferentes texturas y los más insignificantes detalles con gran efectismo técnico y preciosista, trabajando con la minuciosidad de un orfebre y la soltura de un pintor. Modelaba en barro con una soltura privilegiada los bocetos o modelos que luego pasaba a otros materiales más perdurables, generalmente bronce o mármol.