Cuatro personajes naufragan en una isla. Dos son sirvientes, y los otros dos, sus señores. Trivelín, señor del lugar, comunica a los señores que han de cambiar los roles con sus sirvientes, pues esta es la ley que rige en la isla. Así da comienzo La isla de los esclavos, texto que Marivaux estrenó en 1725.

Ahora, la compañía Venezia Teatro ha rescatado esta pieza y le ha dado un ‘lavado de cara’. ¿El motivo? Completar el texto para profundizar más en la psicología de los personajes, acercando más al espectador a sus motivaciones. Así, han sido escritas nuevas escenas para dar respuesta a por qué hacen lo que hacen, cosa que el espectador contemporáneo agradece.

La corrupción del poder

Su escenografía apuesta por el minimalismo, un minimalismo que aporta un poderoso significado a primer golpe de vista. Los personajes (de blanco los señores, de negro los sirvientes) deambulan por un tablero de ajedrez. Acertada analogía para un texto que habla de los límites del poder, de la corrupción que éste inocula en quienes se hacen con él. José Gómez, director de esta nueva adaptación, lo tiene claro: «La elección está dentro de cada uno de nosotros, no en quien ostenta el poder».

Cinco intérpretes levantan esta reinterpretación de la obra de Marivaux. Antonio Lafuente, Eva García, Javier Lago, Borja Luna y Ana Mayo. Ellos cinco son las piezas que recorrerán el tablero en esta partida que se juega hasta el 3 de noviembre en el Teatro Fernán Gómez.

Como añadido, el equipo realizará encuentros con el público los días 17, 24 y 31 de octubre. Una buena oportunidad para discutir el significado de lo visto sobre el escenario.