El objetivo de la muestra es exhibir el patrimonio recuperado de la fragata Nuestra Señora de las Mercedes tras el litigio con la empresa cazatesoros Odyssey; destaca, además, la importancia de la protección del patrimonio subacuático y da a conocer el contexto histórico de la época y las circunstancias del hundimiento del buque de la Real Armada.

Monedas de 8 reales de plata de Carlos IV, Lima 1803. Procedente del pecio de la Mercedes Museo Arqueológico Nacional, Madrid ©Miguel Ángel Camón Cisneros

Monedas de 8 reales de plata de Carlos IV, Lima 1803. Procedente del pecio de la Mercedes Museo Arqueológico Nacional, Madrid ©Miguel Ángel Camón Cisneros.

El discurso expositivo, elaborado por las comisarias Carmen Marcos Alonso y Susana García Ramírez, se articula en dos grandes sedes, el Museo Arqueológico Nacional y el Museo Naval. Dos lugares que se complementan para ofrecer al visitante más de doscientas piezas procedentes de 35 instituciones españolas y extranjeras y diversas colecciones particulares.

La muestra se divide en siete ámbitos principales: España, Europa y América hacia 1800; La última misión; El combate del cabo de San Vicente; Caudales, frutos y otros efectos; Una historia irrecuperable; El proceso judicial en defensa del Patrimonio Cultural Subacuático y La Historia como objetivo: la protección del Patrimonio Arqueológico Subacuático.

Objetos y documentos

Entre otros fondos se exponen por primera vez documentos clave para la resolución del caso judicial, piezas originales del siglo XVIII, testimonios de supervivientes y restos arqueológicos procedentes de la fragata, además de recursos audiovisuales, escenografías, reconstrucciones y modelos a escala que permiten al visitante conocer la historia a través de un viaje al pasado y vivir la experiencia de navegar y combatir en una fragata española de los albores del siglo XIX.

Se trata de buscar el equilibrio entre la exhibición de los objetos históricos, las piezas arqueológicas y los documentos originales que sirven de hilo conductor para cada ámbito, y el uso de los recursos expositivos que mejor trasladan los contenidos al visitante: audiovisuales de gran formato, maquetas, escenografías, infografías, efectos de mapping y de iluminación, interactivos, acuarios y realidad aumentada.

Dos sedes

Bajo el subtítulo Un tesoro cultural recuperado, el Museo Arqueológico Nacional narra las circunstancias y consecuencias para la época del hundimiento de la fragata y se centra en los aspectos arqueológicos del cargamento recuperado. Además incide en la importancia de promover la defensa y salvaguarda del patrimonio subacuático. Objetos de época, documentos históricos clave procedentes de archivos estatales como, entre otros, el Archivo General de Indias o el Archivo de Simancas, y más de 30.000 monedas, son algunas de las maravillas que se pueden contemplar en esta sede de la exposición.

Por otra parte, el Museo Naval, con el subtítulo La razón frente el expolio, presenta las características de la construcción de la Mercedes, su misión, el contexto histórico-militar y las circunstancias que rodearon su voladura. Entre otros fondos se muestra el modelo de la fragata realizado según los procesos constructivos de la época, tras un minucioso proyecto de investigación, y los documentos procedentes del Archivo General de la Marina Álvaro de Bazán firmados en 1802 por Godoy y por el ministro de Marina para la formación de la flotilla española.

Modelo de la fragata de 34 cañones Nuestra Señora de las Mercedes (1788-1804). 2012-2014. Escala 1:48

Modelo de la fragata de 34 cañones Nuestra Señora de las Mercedes (1788-1804). 2012-2014. Escala 1:48.

Historia de un expolio

El tesoro fue expoliado en mayo del 2007 en un lugar aún no identificado al sur de Portugal y al oeste de Cádiz. Cuando la compañía estadounidense hizo público el hallazgo, el Gobierno español lo reclamó con el argumento de que pertenecía al cargamento de la Nuestra Señora de las Mercedes. Pero para entonces, Odyssey ya lo había trasladado a Florida a través de Gibraltar.

Más de 500.000 monedas de plata y oro, además de algunos restos de objetos pertenecientes a la tripulación, fue el rico conjunto arqueológico extraído de aquel pecio a 1.500 metros de profundidad. España siempre sostuvo que los restos pertenecían a un cementerio marino –en la explosión del navío fallecieron 263 marinos y pasajeros– y se encontraban protegidos por la Ley de Inmunidad de Soberanía Extranjera, postura en la que coincidió con el Gobierno estadounidense.

Moneda de 8 escudos de oro de Carlos IV, Lima 1803. Procedente del pecio de la Mercedes Museo Arqueológico Nacional, Madrid ©Miguel Ángel Camón Cisneros

Moneda de 8 escudos de oro de Carlos IV, Lima 1803. Procedente del pecio de la Mercedes Museo Arqueológico Nacional, Madrid © Miguel Ángel Camón Cisneros.

A raíz de la publicación en hoyesarte.com de aquella noticia sobre la postura oficial estadounidense, José María Moncasi de Alvear, descendiente directo del almirante Diego de Alvear, comandante de la flota en la que se incluía la Mercedes, agradeció en estas páginas a Estados Unidos su apoyo a España en el caso.

La historia de Diego de Alvear y el mencionado navío se remonta a 1802. Ese año, el almirante regresaba a España tras haber servido a la Corona como Segundo Comisario de la Demarcación de Límites entre España y Portugal. La fragata partió del Callao rumbo a Cádiz transportando patrimonio del Estado y de comerciantes españoles. Dos años más tarde, cuando la Mercedes se encontraba ya frente a las costas portuguesas, el comandante De Alvear, desde otro navío, vio cómo la fragata española explotaba tras un ataque inglés llevándose consigo a su esposa, a siete de sus ocho hijos y toda su fortuna.

 

Patrimonio de nuestra historia

En el momento de la batalla que hundió a la Mercedes, las hostilidades entre Gran Bretaña y España habían sido suspendidas por el Tratado de Amiens de 1802, por lo que nuestro país no se encontraba en guerra con Inglaterra. En respuesta a este ataque, España declaró la guerra a Gran Bretaña y entró nuevamente en las Guerras Napoleónicas que duraron otra década más. El hundimiento marcó un momento clave en la historia de España y de Europa.