Dalí, Brossa, Espriu, Foix, Rodoreda, Villalonga, Vargas Llosa y García Márquez son algunos de los rostros que aparecen en las más de cien fotografías que componen esta muestra comisariada por el escritor Julià Guillamon.

En 1968, Vidal se instala en Barcelona y comienza a fotografiar a la gente de la cultura, gente honesta y desinteresada: escritores y ensayistas, artistas y arquitectos, músicos y directores de teatro, editores, activistas y eruditos.

En sus fotografías explora la personalidad de sus retratados y muestra los espacios donde se lleva a cabo su obra. La exposición pone de relieve la profundidad del trabajo del fotógrafo, su minuciosidad y capacidad de crear atmósferas introspectivas.

Discurso expositivo

El visitante se encuentra en la primera sala los grandes retratos en color en los que aparecen poetas como J.V. Foix, Salvador Espriu, Joan Brossa; artistas como Antoni Tàpies, Josep Guinovart o un retrato de Eduardo Arranz Bravo. Vidal se adentra en la personalidad de los personajes, por ejemplo, en el retrato del geógrafo Pau Vila, en su despacho, con una luz tenue, rodeado de libros; o por el contrario, en el caso de Dalí, en la casa de Portlligat, con un excéntrico vestido.

En la segunda sala aparecen tres retratos fantásticos de Josep Pla: un primer plano y dos imágenes en las cuales se ve el escritor trabajando en la cama, donde generalmente escribía; a estos se unen diez fotografías de gente del interior y gente del exilio, quizás las imágenes más potentes que han salido de la cámara de Toni Vidal. Entre ellas se encuentran la de la escritora de los años 30 Rosa M. Arquimbau y la imagen contenida de Joan Pagès, superviviente de Mauthausen.

Instalación conceptual

Finalmente, la muestra dedica una sala a una instalación conceptual construida a partir de unas 70 fotografías, que recubren las cuatro paredes y hacen que el visitante se sumerja en un remolino de imágenes.

Las fotografías están ordenadas en un montaje espectacular: desde la generación de los que vivieron la guerra (Teixidor, Riquer, Boix i Selva, Maurici Serrahima) hasta las nuevas generaciones (Josep Termes, Ricard Bofill, Quico Pi de la Serra, Xavier Corberó, Montserrat Roig y Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa, cuando vivían en Barcelona) pasando por escritores de la posguerra (Pedrolo, Perucho, Sarsanedas, Espinàs, Capmany) o los intelectuales comprometidos del realismo social (Molas, Castellet, Vallverdú, Candel).