Los autorretratos de Santaclara reflejan el mundo interior de la artista. Las imágenes deformadas regalan refracciones e ilusiones ópticas ambiguas y distorsionadas. De alguna manera, para hallar la forma deseada y crear su propia narrativa, la artista ha querido buscar la pérdida del contorno, hallar su propia luz. Juega con las formas del surrealismo y debe ciertos gestos así como la sensación de movimiento a su otra gran pasión, la danza.