Dora sufre una extraña enfermedad mental que le ha obligado a vivir medicada durante toda su infancia. Una vez adulta, su madre, apoyada por el médico, decide retirarle la medicación para que recupere la conexión consigo misma y con la vida. Libre del adormecimiento de las pastillas, Dora se enfrentará de manera brutal al despertar sexual.

Las neurosis sexuales de nuestros padres no tiene, aparentemente, nada que ver con la realidad española de hoy: no habla de la corrupción, ni desacredita a los políticos, ni propone un nuevo modelo de Estado. Sin embargo tiene mucho que ver con los tiempos actuales. Un sistema de apariencia “limpia” y contenida, siempre perturbado por lo que se sabe incapaz de controlar: el impulso sexual libre, las fuerzas de la naturaleza humana, la llamada del deseo como motor irrefrenable de la vida.

La idea de la sociedad liberal de encontrar una expresión a través de la sexualidad funciona solamente cuando hay límites muy precisos, y cuando alguien busca correr esos límites recibe la violencia de la sociedad, como es el caso de los homosexuales y de tantos otros, porque esos límites no fueron siempre los mismos. A través de la historia de Dora se perfila un sistema social construido sobre los parámetros de la hipocresía y de la exclusión de todo aquello y todo aquel que es “distinto”.

Carolina Lapausa, Lidia Palazuelos, Alfonso Mendiguchia, Antonio Gómez, Flavia Pérez de Castro, Fernando Romo y Vicente Colomar conforman el elenco de esta obra que no deja indiferente.