Abelló ha llevado a cabo una importante labor de recuperación de obras para el patrimonio español. Además, esta colección es pionera en interesarse por la producción de artistas con muy pocas obras en nuestro país, desde los vedutistas Canaletto o Guardi, a Francis Bacon u otros pintores clave de las vanguardias históricas.

Este carácter precursor define otra de sus características, la predilección por la obra sobre papel, considerada en España hasta fechas recientes como menor. Como explica el comisario de esta muestra, Felipe Garín, ex director del Museo del Prado, “desde Francisco Pacheco, Pedro de Campaña o Bartolomé Murillo, con la adquisición del llamado Álbum Alcubierre, hasta el importante conjunto de Picasso, Van Gogh, Schiele o Bacon, entre otros, la exposición permite un recorrido singular de los dibujos paralelo al de las pinturas”.

Pasión por el arte

En esta exposición se pueden ver obras de, entre otros artistas, Pedro Berruguete, Juan de Flandes, El Greco, Lucas Cranach, Juan Pantoja de la Cruz, José de Ribera, Francisco de Zurbarán, Alonso Cano, Murillo, Juan de Arellano, Luis Meléndez, Canaletto, Francesco Guardi, Antonio Joli, Francisco Bayeu, Francisco de Goya, Santiago Rusiñol, Ramón Casas, Isidro Nonell, Joaquín Sorolla, Mariano Fortuny, Juan Gris, Pierre Bonnard, Georges Braque, Fernand Léger, Paul Klee, Mark Rothko, Pablo Picasso, Joan Miró, Salvador Dalí, Vincent Van Gogh, Edgar Degas, Amedeo Modigliani, Gustav Klimt, Egon Schiele, George Grosz, Wassily Kandinsky, Edvard Munch, Henri Matisse, Francis Bacon o Antoni Tàpies.

Para Garín, “el visitante podrá ser testigo de la pasión por el arte y la historia de sus propietarios, quienes a lo largo de las últimas décadas han llevado a cabo una importante labor de recuperación de obras para el patrimonio español. Entre ellas, obras singulares como el Salvator Mundi entre san Pedro y san Juan de Fernando Yáñez de la Almedina; El olfato de Ribera; La familia de la Virgen de Zurbarán o El joven gallero de Murillo”.

CentroCentro Cibeles organiza esta exposición gracias a, según informa, la «generosidad del matrimonio Abelló, que cede las obras para la muestra sin interés económico alguno y que destinará los posibles beneficios que les correspondan a Cáritas Madrid».

Esta muestra se enmarca dentro de la serie ‘Mecenazgo al servicio del arte’, que desde 2012 ha presentado las colecciones de la Casa de Alba, Helga de Alvear y Masaveu.

Recorrido apasionante

La muestra comienza con un homenaje a El Greco, en el cuarto centenario de su fallecimiento, con la obra Estigmatización de San Francisco.

Madrid, Villa y Corte incluye lienzos, en su mayoría de gran tamaño, que reflejan escenas de la capital desde el siglo XVII hasta el XIX. En esta introducción a la exposición se pueden ver obras de escuela madrileña del siglo XVII, así como obras de  Giuseppe Canella —Vista de la Carrera de San Jerónimo y Vista del Paseo del Prado, entre otras—,o La Fuente de la Cibeles, de David Roberts, con las que se produce un guiño realidad-ficción, al encontrarse los lugares y monumentos reales a escasos metros de la propia sala.

Del gótico al humanismo recorre los siglos XV y XVI y presenta obras de, entre otros, Bernardo Serra, Jaume Baço Jacomart, Juan de Flandes, el Maestro de Artés, Pedro Berruguete y Lucas Cranach, autor particularmente querido por los Abelló. Además, esta sala alberga, según el comisario, “uno de los mayores placeres visuales de la exposición”, el Salvator Mundi entre san Pedro y san Juan, de Fernando Yáñez de la Almedina, considerada una obra maestra.

Cuando el hombre convierte la naturaleza en arte cuenta con obras del siglo XVII, tanto óleos como dibujos, de José de Ribera, Bartolomé Esteban Murillo, Francisco Pacheco o  Francisco de Zurbarán. Asimismo, conformando lo que el comisario califica “un espacio casi mágico”, presenta una completa serie de bodegones y floreros, muy apreciada por sus propietarios, de los artistas más representativos y reconocidos del siglo XVII: Miguel de Pret, con una de sus escasas obras firmadas, Bernardo Polo, Juan de Arellano, Pedro Camprobín o Antonio Ponce y su obra maestra Bodegón con jarrón de Talavera con flores, alcachofas y frutas.

Las vedute, Goya y su mundo se adentra en el siglo XVIII. Esta sala alberga, entre otras, piezas magistrales de Canaletto y Guardi, y lienzos de Antonio Joli, que muestran cómo se traslada a Madrid y su entorno el estilo italiano de mediados del setecientos. En palabras del comisario: “un conjunto insólito en el coleccionismo español”. Incluye, además, dos retratos particularmente importantes de Goya, de don Martín Miguel de Goicoechea y doña Juana Galarza, sus consuegros, y un dibujo de la esposa del pintor, doña Josefa Bayeu que, como explica el comisario citando a Carducho, refleja como “el Dibujo es la perfección del Arte”.

Naturalismo europeo cubre un espacio que va desde mediados del siglo XIX hasta los años veinte del siglo pasado, con un conjunto ecléctico que cuenta con obras de autores españoles como Mariano Fortuny, Ramón Casas, Hermen Anglada Camarasa, Aureliano de Beruete, Santiago Rusiñol, Joaquín Mir o Joaquín Sorolla, que comparten espacio en absoluta contemporaneidad con Pierre Bonnard, Toulouse-Lautrec, Van Gogh y Amedeo Modigliani.

Picasso y sus contemporáneos alberga 14 piezas del genio español, entre óleos, aguadas, tintas y lápices, presididos por el excepcional  Desnudo sentado. Dialogan con él obras de Braque, Léger, Juan Gris y Matisse, junto con dos obras de su contemporáneo Salvador Dalí, Rostro invisible/Ruinas con cabeza de medusa y paisaje y el dibujo Retrato del padre del artista y su hermana.

De Miró a Francis Bacon. Historia y modernidad. En ella comparten sus dos amplios muros, por un lado, obras del siglo XX de artistas norte-europeos, que ponen de manifiesto el internacionalismo de la colección: Edvard Munch, Gustav Klimt, Vasily Kandinsky, Paul Klee, Kees van Dongen, Egon Schiele y George Grosz. Frente a ellos, una síntesis de la muy extensa nómina de maestros españoles de la abstracción de la segunda mitad del siglo XX, tales como Antoni Tàpies, Pablo Palazuelo o Manolo Millares, sin incluir los artistas vivos.

Finalmente, en los muros restantes, las obras de Joan Miró, referente obligado en el arte español del siglo XX, y, frente a ellas, Mark Rothko (Negro, rojo, negro). Como cierre, Francis Bacon (1909-1992): una temprana Composición de 1933, el Estudio de un retrato, el tríptico con los Tres estudios de retrato de Peter Beard y el espectacular Tríptico de 1983.