No defraudan y lo saben. Álex Fernández (saxo tenor y flauta), Ángel Pastor (guitarra eléctrica y armónica), Fran Panadero (bajo), Israel Checa (batería), Joaquín Rodríguez (percusión), Luis Soler (trompeta), Maika Sitte (voz), Roberto García (piano), Israel Carmona (trombón) y David Pérez (saxo barítono), bajo la premisa de tener “uno de los mejores directos que se puede escuchar en España”, no engañan porque se crecen como pocos encima de unas tablas. Consiguen hermanar a su público, hacerlo vibrar y a la vez ofrecerles un viaje único lleno de alegría, dolor, tristeza, poder, baile y energía. Sobre todo, energía.

«Todo ha salido de la gente»

“Hemos estado muchos años trabajando en el directo. Llenábamos salas como la Sol o la Caracol sin tener ni siquiera disco. Eso ha sido muy importante para nosotros y el directo ha sido donde hemos hecho nuestra comunidad. Lo demás ha venido solo. No hemos creado el proyecto y hemos hecho una promo gigantesca, más bien ha sido al revés. Hemos empezado tocando y tocando, y la gente nos ha ‘obligado’ a grabar un disco para después hacernos ellos mismos promoción con el boca a boca. Todo ha salido de la gente”, dice Israel Carmona.

Con Freedonia sucede algo parecido a cuando vas al cine, ves una película que te gusta y la compartes. También a ese café de la ciudad o ese restaurante pequeño, delicioso y mágico que desearías enseñar a todo el mundo. “Es humano intentar compartirlo todo. Es algo que tenemos muy arraigado en la esencia de la banda. Nos pasa mucho que vamos a una ciudad y nos encontramos a gente que va a nuestros conciertos porque amigos de otros sitios les han dicho que vayan porque se lo van a pasar bien. Esa cadena cada vez se está haciendo más grande y hemos llenado salas que ni pensábamos que llenaríamos”, cuenta el batería Israel Checa.

El grupo nació en 2006 y publicó en 2012 su primer disco autoproducido y cofinanciado a través de crowdfunding. Ahora, ya más consolidados, su segundo trabajo es 100% autofinanciado. Igual que el primero, del que han conseguido vender 5.000 copias, ve la luz bajo la licencia creative commons por la cual cualquiera puede compartir el álbum sin ánimo de lucro.

«Hemos demostrado que se puede ser ‘creative commons’ y profesional»

“Es en este tipo de proyectos donde la gente dice ‘yo creo en él y quiero apoyarlo’, porque en el mundo del creative commons no existe la palabra pirata, sólo gente que comparte cultura. Es todo lo contrario al copyright”, afirman. Para ellos que la gente se descargase su primer disco y lo compartiera ha hecho que más personas les conozcan y que muchas más vayan a sus conciertos y compren aún más sus discos. “Una de las cosas de las que más orgullosos estamos es de cómo siendo creative commons hemos llegado a lugares donde antes otros grupos que apostaban por ello no llegaban. Hemos demostrado que se puede ser creative commons y ser profesional”, dice Carmona.

Reconocen que han podido hacerlo gracias a ese primer proyecto de crowdfunding y gracias a todo el apoyo económico y no económico de la gente. “Eso nos hizo ver que en el mundo en que vivimos ahora mismo es importante dejar de tener miedo, ser valiente y juntarse con otra gente que piensa igual y que utiliza los mismos mecanismos que antes no teníamos para intentar sacar a flote proyectos personales”.

Hoy la banda ha aprendido. Con los pasos más claros, en este segundo trabajo todo está mucho más pensado. En parte gracias a su funcionamiento tipo cajas negras de los aviones. “Cuando algo pasa se coge la caja negra y se ve qué ha fallado. Nosotros actuamos igual. Después hacemos un protocolo para que ese error nunca más se vuelva a cometer. Hemos ido aprendiendo durante los ocho años que llevamos juntos y ahora curramos 10 personas con una facilidad asombrosa”. Tanto, que confiesan que para ellos sería imposible abarcar todo si fueran menos.

«Nuestro temas son de todos porque todos los hacemos nuestros»

“Llegas más lejos porque son 10 cerebros pensando. Además, gracias a todo eso al final se crea algo colectivo y los temas son de todos porque todos los hacemos nuestros. Tienen el mismo sonido y a la vez no y eso es porque hay muchas personas influyendo. Se ve a la hora de subirte a un escenario y tocar, y por eso hay tanta energía en los directos”.

Grabado en analógico, en Dignity and Freedom no hay maquillaje de ningún tipo. La toma, el momento. Solo Freedonia en estado puro. Soul de los 50-60 renovado, con otro aire, con otro carisma. Con proyeccción internacional también, por qué no decirlo, ya que es una realidad que en España no abundan grupos de este tipo. “Es música para todos los públicos, lo que pasa es que en España la gente de la música negra se ha cerrado como en un gueto, aunque en realidad hemos escuchado soul desde que éramos pequeños sin saber que era soul. Las bandas sonoras de todas las películas que hemos visto están llenas. Simplemente nadie se ha preocupado por saber cómo se llamaba ese estilo o quién era ese cantante”, dice Carmona.

“Además, da igual que no entiendas el idioma, que no sepas cómo se llama el estilo. Lo ves en directo y transmite tanto… Alegría, dolor, tristeza… Con esta música pasas por tantos estados de ánimo, que engancha. Realmente la potencia que tiene en directo… Nosotros notamos la energía del público y damos más todavía. Se crea algo en el ambiente que no se puede explicar con palabras”. Tampoco lo que estos chicos hacen en el escenario. Puro soul entonces.

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Dignity and Freedom
Freedonia
Precio CD: 14 euros
Precio vinilo: 18 euros