La muestra, comisariada por Catherine Grenier, directora de la Fundación Giacometti, y Mathilde Lecuyer, se divide en seis secciones cuyo orden se ha establecido como guiño a su constante preocupación por la aproximación del artista a su modelo: CabezaMiradaFiguras de medio cuerpoMujerParejaFiguras en la lejanía.

Las dos primeras salas, dedicadas a la cabeza y a la mirada, muestran cómo las cabezas y los cuerpos se convierten en esculturas frágiles cada vez más reducidas. Las caras de los modelos desaparecen bajo las líneas de un cráneo universal repetido de memoria. En sus dibujos la mirada es tratada de forma individual, pero también como un todo que represente al modelo, al que intenta captar en su totalidad.

Las otras cuatro secciones exploran su relación con el cuerpo humano: las figuras de medio cuerpo y las pequeñas figurillas ilustran su particular percepción de la distancia física entre el artista y su modelo, y de los conceptos de mujer y de pareja.

Influencias

La exposición, coproducida por la Fundación Canal y la Fundación Giacometti, también muestra la influencia del clasicismo en su obra. Giacometti fue introducido desde su juventud a los temas clásicos de la figura humana, que él trataría a lo largo de su vida con una continuidad sorprendente para un artista del siglo XX.

En todas las etapas de su vida, en las que pasó por las formas del naturalismo, del cubismo y del surrealismo, para después concebir esa estética figurativa tan personal que lo hizo célebre entre el gran público, el artista articuló su investigación en torno a una noción primordial: la mirada, la visión.

Todas las obras de esta muestra proceden de los fondos de la Fundación Giacometti, más de la mitad han sido restauradas para la ocasión con la colaboración de la Fundación Canal y se exponen en público por primera vez.

Entre la nada y el ser

Seres «a mitad de camino entre la nada y el ser», según los definió Jean Paul Sartre. Hablamos de las inquietantes figuras que el artista italo-suizo Alberto Giacometti (1901-1966) empezó a esculpir en bronce o yeso a partir de la guerra. Obsesionado por reducir la figura humana a su esencia, Giacometti fue definido por Sartre como el «artista existencial» por excelencia, considerándole autor de una revolución copernicana en el mundo del arte. Ahora, más de medio siglo después de este testimonio, una selección de las siempre inquietantes obras de Giacometti se exhiben Madrid.

Mundialmente conocido por sus esculturas, Giacometti es también un extraordinario dibujante y considera el dibujo una disciplina imprescindible para dominar la escultura o la pintura: «Soy de la opinión de que, se trate de escultura o de pintura, en realidad lo único que cuenta es el dibujo. Hay que agarrarse única y exclusivamente al dibujo. Si se domina un poco el dibujo, todo lo demás será posible» (Charbonnier, Ecrits. 2004, op. cit. p. 246).