De este modo, García Serrano y Rubio relatan el episodio más conocido de la figura de Casals, que se vio forzado a exiliarse en el sur de Francia tras la Guerra Civil. Con todos sus recursos y mucho empeño, Casals ayudó a miles de refugiados que se hacinaban en los campos de internamiento, hasta que en el año 1943, bajo la ocupación nazi, el genio de la música recibió una inquietante invitación para tocar ante el führer.