Sanchis Sinisterra reduce Tres hermanas a su esencia, con solamente tres actrices, Olga, Masha e Irina (interpretadas por Julieta Serrano, Mariana Cordero y Mamen García, respectivamente), ansiosas por volver al Moscú de su juventud.

Los demás personajes de la obra (el hermano, su novia, los militares…) aparecen a través de un juego de continuos quiebros entre el presente, el recuerdo y la imaginación, entre el relato y la vivencia de estas tres mujeres. Moviéndose en un plano suspendido en el tiempo, las hermanas generan en sí mismas y en el público una atmósfera inquietante.

El trabajo interpretativo llevado a cabo por Julieta Serrano, dos veces Premio Max a la Mejor Interpretación, por Mariana Cordero y Mamen García es de una maestría y sensibilidad asombrosas. Con su presencia y sus voces irradian a la perfección el mundo de Chéjov y el de Sinisterra, con el aliado necesario de una puesta en escena entre real y fantasmagórica.

Primer Chéjov

Para quienes conocen la obra original, Éramos tres hermanas resulta una reescritura sorprendente, poliédrica y llena de musicalidad, un ejercicio de funambulista que conecta la época de Chéjov con nuestro mundo de hoy, mientras que el espectador que aún no esté familiarizado con ella descubrirá Tres hermanas desde el latido íntimo de sus protagonistas.

Carles Alfaro y José Sanchis Sinisterra unen sus fuerzas junto con la producción del Teatro de La Abadía de Madrid, lugar donde se estrenó la obra el pasado 2014, en lo que fue el primer Chéjov en la historia de este teatro.