Para el director de los Teatros del Canal, Albert Boadella, «hay muchas cosas que han cambiado en los últimos tiempos. La danza es una de ellas. Ha hecho una evolución extraordinaria. De hecho siempre digo que es el arte que más ha evolucionado en los últimos años. Al contrario que el teatro, huye del hiperrealismo y tiene un poder de metáfora y de simbolismo más amplio».

Sin duda, «aquí hablamos de danza como arte. En ella hay un núcleo clásico necesario para que el arte funcione, pero sin que se constriña», ha añadido, encantado de recibir un año más a Tamara Rojo y a la compañía británica. «Es un honor volver a tener en el Teatro a este gran ballet y a esta gran artista».

Sobre la Gran Guerra

El programa conmemora el Centenario de la I Guerra Mundial. En cuanto Rojo asumió el cargo de directora artística de la compañía supo que quería hacer algo al respecto. «En Inglaterra no dejan de ofrecerse desde hace meses casi cada día, cada semana, reportajes, informaciones y actos sobre este centenario. Para Inglaterra, la I Guerra Mundial es algo que ha formado la psicología y la identidad de la nación y por eso me parecía importante. El centenario era perfecto, además, para pedir a unos coreógrafos su reinterpretación».

Así, la bailarina y directora invitó a algunos de los mejores autores británicos, Akram Khan, Liam Scarlett y George Williamson, para que crearan o recrearan obras inspiradas en dicho aniversario. «Cuando Akram Khan y George Williamson, ambos maestros de la danza contemporánea, aceptaron el reto de crear sus primeras obras para una compañía de ballet clásico, me sentí enormemente honrada. Asimismo, Liam es uno de los más brillantes jóvenes talentos de la escena del ballet clásico, cuyo trabajo he seguido desde los inicios de su carrera y fue un placer trabajar una vez más con él».

Tres coreografías

El programa se compone de tres coreografías (cuatro para el Barbican Center) y Rojo actúa en la primera y la tercera (aunque no en todas las funciones que se harán en nuestro país). La primera es No man’s land, de Liam Scarlett, basada en la técnica clásica pero en la que la narrativa es muy importante. Va acompañada de fragmentos de Harmonies poétiques et religieuses, de Franz Listz, y está ambientada en una fábrica, con reliquias de bombas y metralla. Está interpretada por siete parejas y resalta el papel de las mujeres, a las que les tocó hacer el trabajo de los hombres que se tenían que ir a luchar.

La segunda es Firebird, de George Williamson, artista asociado a la compañía británica. Se trata de una reinterpretación del Pájaro de Fuego de Igor Stravinsky, compuesta poco antes del comienzo de la Gran Guerra, cuyos temas de conflicto y resolución complementan las otras obras. Para Tamara Rojo era importante demostrar en qué momento estaba la danza cuando estalló la conflagración y de ahí esta coreografía de Williamson, con una narrativa más abstracta. Describe un mundo en el que los recursos naturales se han agotado y los humanos quieren explotar y reemplazar la naturaleza, puesto que se consideran una fuerza superior.

La tercera coreografia, Dust (Polvo), de Akran Khan, es muy diferente a las anteriores. «Se trata de kata, un estilo que mezcla la danza contemporánea con la de Bangladesh. Es la más difícil para los bailarines de la compañía, en la que estuvieron trabajando seis meses, frente a lo normal que son cuatro o seis semanas. He seguido a Akham mucho durante muchos años y su trabajo siempre me ha parecido muy interesante. Por eso he querido llevarlo al English National Ballet», ha explicado la bailarina española. En la coreografía puede escucharse al propio soldado, Edward Dywer, hablando sobre su vida como militar y cantando la marcha We´re here because we´re here, que inventaron los propios soldados. La escena inicial de Dust se inspira en el sistema mecánico del cuerpo que creó originalmente Dimitris Papaioannou.

Amplio repertorio

El English National Ballet parte de una fuerte tradición clásica a la que Tamara Rojo como directora artística está abriendo a nuevos coreógrafos para encontrar un mayor equilibrio. De la misma manera, en España, la Compañía Nacional de Danza, más fuerte en danza contemporánea principalmente por la aportación de Nacho Duato durante 20 años, busca ahora en los clásicos ese equilibrio de la mano de José Carlos Martínez.

«Me parece bien que José Carlos Martínez, que viene de la Ópera de París y ha tenido que trabajar esa doble vertiente, haga lo mismo. Ampliando el repertorio es como los bailarines se hacen los mejores bailarines», ha apuntado Tamara Rojo. Preguntada sobre si le parece mejor esta forma de enfocar el trabajo de la CND que el realizado por Duato, ha sido tajante: «Sin duda». Sobre el trabajo que el coreógrafo español está desarrollando ahora en Alemania no ha querido manifestarse «porque acaba de llegar» y porque «no le interesa demasiado»: «Le he visto durante 20 años y el trabajo de Nacho me ha parecido limitado».

Por otro lado, la bailarina ha reconocido que su trabajo como directora artística ha convertido en un problema determinar en qué coreografías baila. «Digo que no a la mitad de las que me piden», ha asegurado, en parte porque son demasiadas y en parte porque quiere dar salida a otros bailarines.

Lest we forget es parte de la gira internacional de 2015 que ha llevado al English National Ballet a Pekín, Tianjin y Guangzhou, en China, así como a Singapur. Tras un gran éxito de público y crítica, el espectáculo volverá a representarse en Londres el próximo mes de septiembre.