Hace ya 37 años que Ventós, el perfumista de profesión, amante del arte y artista bajo el seudónimo de Nasevo, comenzó una colección bajo una premisa muy especial: las obras que entraran a formar parte de ella tenían que despertar su memoria olfativa. Así, cuando Ventós mira una obra de arte la imagen le sugiere un olor que inmediatamente lo traslada al recuerdo de un momento vivido, de manera que esta colección está personal, íntima y emocionalmente ligada a él.

La idea surgió con la exposición Suggestions olfactives celebrada en la Fundación Miró de Barcelona. Fue en ese momento cuando encargó a Ràfols Casamada convertir unos olores en pintura. El artista supo entender desde el principio el concepto de sinestesia artístico-olfativa del coleccionista y fue con él con quien empezó esta singular colección.

Fue el poeta Joan Brossa quien le dio título. Éste, amigo personal de Ventós, le dijo un buen día: «Yo hago poesía visual y tú, con tu colección, haces olor visual», ha explicado el comisario de la muestra, David Barro.

Desde hace unos años la colección se ha ido presentando al público a través de diversas exposiciones temporales, dándole repercusión social gracias también a los talleres olfativos que se han ido organizando alrededor de ellas.

Unión de los sentidos

Si normalmente olemos los olores, saboreamos los sabores, oímos los sonidos y sentimos el tacto al tocar algo, en muchos casos, el desarrollo nulo o escaso de uno de estos sentidos nos hace desarrollar otro de un modo fuera de lo común. Pero, ¿es posible experimentar sabores al oír palabras? ¿y ver colores al escuchar un sonido? Por supuesto que sí, y eso es algo muy ligado al arte y a la vida misma.

La palabra sinestesia proviene del griego «unión» y «sensación» y nació para dar nombre a la unión de distintos sentidos. Así Sinestesia hace referencia a ver con el olor, oler con los ojos y ver cuando oyes a través de la memoria. Es esa mezcla de sensaciones que transporta a lugares a través de relaciones indirectas. Este proyecto propone un paseo por las obras de algunos de los artistas más representativos del arte contemporáneo internacional a modo de abismo sensorial.

Sinestesia apela a la necesidad de interpretar el olor correctamente, ir más allá de su virtual inmaterialidad para sensibilizar lo inmediato, como una interpretación musical. Eugenio Merino lo representa irónicamente al esculpir arrodillado al colecccionista con la mierda de artista de Manzoni, multiplicando su imposibilidad y carácter paradójico. Pero más allá del juego conceptual el olor no tiene límites.