Lugán es uno de los artistas más heterodoxos e interesantes del panorama artístico español de la segunda mitad del siglo pasado. Inició su producción artística con obras de figuración constructivista y más tarde abstracción geométrica; sin embargo fue su trabajo como técnico electrónico en Telefónica lo que le llevó a aplicar estos conocimientos a su actividad artística con la creación de obras audio-visuales-táctiles y espectáculos cinético-musicales.

Su paso por el Centro de Cálculo de la Universidad de Madrid le permitió relacionarse con filósofos, semiólogos y científicos que le acercaron al conocimiento de las más novedosas aportaciones estéticas de su momento.

Los objetos de Lugán nunca son lo mismo sin todos sus atributos: tacto, oído y visión. Las percepciones devenidas de estos sentidos (color, forma, espacio, textura, temperatura, luz y sonido) integran la obra de arte, y las combinatorias entre ellos dan los resultados que amplían las posibilidades perceptivas. Éste es el razonamiento de Lugán para utilizar técnicas con las que dotar a las piezas de estas características.

Los circuitos electrónicos de Lugán de 1973 se adelantaban en treinta años a las direcciones de la Sociedad de la Información que surgen con fuerza con el nuevo milenio. Son piezas que proponen la creación en grupo, tanto Seis grifos sonoros como Ocho variaciones tacto-sonido son obras que adelantan el juego en red, en comunidad. El resultado sonoro de la obra es la aportación de la interacción entre varios espectadores.