El Prado cuenta con 23 tablas de este autor y su taller, obras que por su número y calidad le convierten en el principal depositario de obras del pintor. El proyecto, organizado conjuntamente con el Museo de Bellas Artes de Bilbao y el Museu Nacional d’Art de Catalunya, lugares a los que viajará posteriormente, se presenta como una posibilidad única de estudiar las composiciones más representativas y conocidas de Morales, especialmente las de carácter devocional.

«Tan admirado como olvidado, Morales fue un pintor fundamental en el Renacimiento español. Aislado de los grandes centros de producción supo destilar con su pincel las distintas formas del arte manierista con una personalidad sorprendente», asegura Miguel Zugaza, director del Museo del Prado. Ahora se reconoce su figura a través de una estudiada selección de obras que responden a los verdaderos estándares de calidad de la extraordinaria técnica pictórica empleada por el pintor extremeño.

En palabras de Miguel Falomir, director adjunto de Conservación del Prado, «lo que faltaba hacer con Morales era inscribirlo dentro de lo que son las coordenadas del siglo XXI, hacía falta restaurarlo, hacía falta estudiarlo técnicamente y hacía falta, sobre todo, el poder aproximarnos al pintor a través de todos los bagajes de la historia del arte de principios del siglo XXI».

Pintor fundamental

La comisaria de la exposición y jefa del Departamento de Pintura Española, Leticia Ruiz, destaca que Luis de Morales «es uno de esos pintores fundamentales del arte español del siglo XVI, el creador de una marca reconocible, distingible perfectamente, que aparece muy pronto en numerosos inventarios artísticos, en muchas colecciones privadas nacionales y extranjeras, y sin embargo este maestro conocido, afamado y popular, ha sido también un pintor del que hemos conocido copias de muy poca calidad». Sólo el Greco, a partir de aproximadamente 1585, repetirá en España un fenómeno semejante de divulgación artística y éxito comercial.

Este «gran maestro de retablos» se basó en estampas y modelos tanto flamencos como italianos, pero aportándoles, en palabras de la comisaria, «una intensidad y una personalidad propias». Se sabe que Morales a lo largo de 50 años de producción pictórica, ayudado por un notable taller, realizó una veintena de retablos y obras grandes de altar, de las que muy pocas han llegado hasta nuestros días.

Por lo tanto, en la exposición se han seleccionados obras, en su mayor parte de pequeño formato y medias figuras, que reflejan la serie de temas que utilizó durante su trayectoria profesional: la Virgen con el Niño, como la popular Virgen de la leche del Museo del Prado; Cristo coronado de espinas como el Cristo, Varón de Dolores del Minneapolis Institute of Arts; y Cristo atado a la columna, cargando con la cruz o muerto ya, en brazos de su Madre, como La Piedad del Museo de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando.

Un reducido repertorio de imágenes que están acompañadas por una escultura de Alonso Berruguete, procedente del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, vinculada estrechamente a la temática pasionista de Morales tanto por la espiritualidad que refleja como por los valores escultóricos que se aprecian en la pintura del maestro extremeño.

Contrastes lumínicos

La exposición se divide en cinco secciones. La primera de ellas, Iconos perdurables, introduce al visitante en las creaciones iconográficas más conocidas del pintor, obras de tamaños bastantes reducidas con figuras de busto o medio cuerpo representadas sobre fondos negros y destacadas por una iluminación contrastada que la aproxima al espectador.

El visitante continúa con Del dulce pintar. En torno a la Virgen y el Niño, que recoge obras marcadas, como toda la producción de Morales, por una religiosidad que hace hincapié en los aspectos pasionistas de la infancia de Cristo. El artista reelaboró algunas iconografías bien asentadas en el arte cristiano europeo que hallaron una excelente acogida entre la clientela de la época.

Pintura para muy cerca. Imágenes de Pasión y Redención reúne las tablas de Cristo doliente, realizadas en formatos de pequeñas dimensiones, con fondos en un intenso color negro donde resaltan las imágenes de Cristo enfrentado a la Pasión redentora. La cuarta sección se titula Narraciones complejas: los retablos y recupera obras de notable calidad que pueden servir para entender una producción que completa la visión de su compleja carrera. Finalmente, San Juan de Ribera y la espiritualidad de la Contrarreforma pone de manifiesto como la figura de Juan de Ribera influyó en la vida y producción pictórica del pintor.

  • La exposición también se presentará en el Museo de Bellas Artes de Bilbao (9 febrero – 16 mayo 2016) y en el Museu Nacional d’Art de Catalunya (16 junio – 25 septiembre 2016).

 

Catálogo

Como complemento de la exposición se ha editado un catálogo que incluye fichas extensas de todas las obras seleccionadas, aunque no todas ellas estarán presentes en las tres sedes de la exposición. Redactadas por un total de diecinueve historiadores del Arte que aportan su propia visión sobre las obras y el pintor, las obras se han ordenado en una secuencia temática desde el nacimiento de la Virgen a la Pasión y muerte de Cristo. La publicación también incluye un texto que reconstruye la vida y carrera artística de Morales, escrito por Leticia Ruiz, comisaria de la muestra; un ensayo del profesor Felipe Pereda centrado en la iconografía y la espiritualidad de algunas de las obras más conocidas del pintor; y un tercero dedicado a la técnica y los materiales utilizados por Morales.