La rebeldía picassiana, pero también las consecuencias de la disciplina geométrica del cubismo, imperan en arte español en la colección de la Fundación Picasso, dando lugar a una gran variedad de lenguajes. Las obras seleccionadas, pertenecientes a 36 artistas, fueron realizadas tras la muerte de Picasso en 1973 (con excepción de una pieza de Manolo Millares).

La exposición pretende que interaccionen la figuración lírica de Joan Ponç y el malagueño Joaquín Peinado con los lenguajes pop en su vertiente irreverente que representan Carlos Pazos, Manuel Quejido o Antoni Miralda. No faltan la mirada crítica con el poder de los equipos Crónica y Realidad, el gestualismo espiritualista de Tàpies, la vocación lírica de Joan Miró, los enigmas visuales de Joan Brossa o la abstracción de Enrique Brinkmann.

También están incluidas en el discurso expositivo las apuestas geométricas de Pablo Palazuelo, Eusebio Sempere y Cabra de Luna, el elemento expresionista, entre abstracción y surrealismo, de Amadeo Gabino, Manolo Millares o la abstracción diversa de Eduardo Chillida, Gerardo Rueda o Ràfols Casamada.

La amplia colección de obra gráfica contemporánea de la Fundación Picasso permite presentar por primera vez esta antología visual del arte español posterior a Picasso que refleja sutilmente la historia, desde la dictadura a la libertad, de España.