Este proyecto, nacido en 2014, plantea un diálogo entre el pasado y el presente: la Colección es repensada con nuevos ojos, el público puede ver ese trabajo de lectura desde la creación contemporánea de una manera directa y el artista asume un reto muy estimulante.

En esta segunda edición, Ydáñez fija su mirada en los paisajes y los animales presentes en el museo a través de su contemplación. Entre otras obras, centra la atención en las criaturas de La entrada en el Arca de Noé, de Brueghel “el Joven”, o en paisajes como Campesinos a la entrada de una gruta /La Buenaventura, de David Teniers, y en la pieza Urna cineraria de un ruiseñor, que da título a la exposición.

El lado más pedregoso

“Ando metido en la tarea de reinterpretar algunas de las pinturas que atesora el Lázaro Galdiano: El duelo, el Aquelarre, El conjuro y algunas atribuciones como el Retrato de Costillares. Cielos oscuros, montañas pardas, figuras que dan la espalda y cornudos maestros de ceremonia nos invitan a volar por el lado más pedregoso de la vida”, describe el artista.

La exposición reúne más de cincuenta obras creadas expresamente para el espacio del Lázaro Galdiano, como cuadros, cajas o grandes lienzos que comparten espacio en las vitrinas con las piezas de la exposición permanente del Museo o se desplegan en sus paredes, donde el espectador se ve rodeado de pájaros, caballos o perros, entre otros animales.

Además se subraya el aspecto bibliófilo de José Lázaro, cuya Biblioteca atesora más de 20.000 volúmenes, mediante una serie de libros adquiridos e intervenidos por el artista.

Esta exposición ha servido como comienzo del proyecto Capital Animal que se está desarrollando en Madrid en diversos museos y centros culturales como la Calcografía Nacional, Museo Reina Sofía o La Casa Encendida, Matadero Madrid. Además cuenta con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo (AECID) y viajará con posterioridad a algunos de los centros culturales de su red en Iberoamérica.