A mediados de los años cuarenta, Miró prosigue su investigación en el ámbito de la escultura. En concreto, entre 1944 y 1949, el artista realiza las primeras series de bronces en la Fundición Gimeno. Gomis, amigo de Miró y fotógrafo amateur, lo acompañó en una de sus visitas a este taller, situado en un solar del centro histórico de Barcelona, en el que se trabajaba al aire libre. Entre el material de rechazo acumulado en la Fundición, Gomis encontró piezas alusivas al culto a los líderes de la dictadura franquista y restos de etapas artísticas anteriores a la República. Una especie de assemblage improvisado que Gomis supo retratar con fina ironía, tal como correspondía en aquella época de restricciones de todo tipo, según apunta Martina Millà, responsable de proyectos de la Fundació Joan Miró.

La selección de imágenes pone de relieve la mirada sensible y aguda de Gomis, capaz de construir toda una alegoría sobre la evolución de la escultura catalana de las primeras cuatro décadas del siglo XX a partir de las piezas olvidadas en los rincones más insospechados de la fundición: el Picasso modernista de Pau Gargallo en contraste con la solidez de un busto conmemorativo; piezas de estilo novecentista archivadas en estantes de difícil acceso; polvo y telarañas cubriendo los rostros de los prohombres olvidados; las materias primas de las que todo ello, sin distinción, había surgido… Y el abismo que representan los nuevos planteamientos escultóricos, como los de Miró.

Joaquim Gomis i Serdañons (Barcelona, 1902-1991) fue empresario, fotógrafo, promotor artístico y primer presidente de la Fundació Joan Miró de Barcelona (de 1972 a 1975). Durante más de cinco décadas desarrolló una amplia y rigurosa producción fotográfica que estuvo vinculada a los posicionamientos artísticos más avanzados de su época. Fue miembro fundador de ADLAN (Amigos del Arte Nuevo, 1932-1936) y de Club 49 (1949-1971), dos de los grupos más activos en la difusión del arte de vanguardia en Cataluña entre 1930 y 1970.