La muestra Solidez y belleza. Miguel Blay en el Museo del Prado reúne varias obras significativas del artista pertenecientes a la colección del Prado, que son un fiel reflejo de las diversas corrientes de la escultura de su época, fundamentalmente del Realismo, Modernismo y Simbolismo. Blay, uno de los escultores más importantes del panorama artístico español de fines del siglo XIX y comienzos del XX, «trabajaba primero con las esculturas vestidas, para luego desnudarlas, y así ver cuál era más expresiva. Sus compañeros en Roma le animaban a dejarlas desnudas», explica Leticia Azcue Brea, jefe de Conservanción de Escultura y Artes Decorativas del Museo y comisaria de la exposición.

La sala 60 del edificio de Villanueva está presidida por el grupo escultórico en escayola, Al ideal, enmarcada en el movimiento simbolista y que está acompañada de varias obras clave en su trayectoria, como Niña desnuda y Miguelito. Esta última representa a su quinto hijo, el único que nació en España, y que murió antes de cumplir los ocho años, un hecho que sumió en la tristeza al escultor.

Junto a ellas se exhiben siete dibujos de factura suelta y espontánea, realizados sobre todo en su juventud en Olot, París y Roma, que evidencian su dominio técnico, además de seis medallas y una plaqueta en las que demuestra su «talento en la técnica del relieve», destaca la comisaria, quien continúa, «a Blay le interesaron mucho los monumentos públicos. Tuvo mucha importancia en América Latina, donde le hicieron numerosos encargos».

Intimidad y elegancia

Los visitantes pueden disfrutar, también en esta sala, de una agenda personal «que no hay que confundir con un cuaderno de dibujo. En ella apuntaba su día a día, no sólo en lo referente a su trabajo, sino también todas las finanzas familiares. Se ha abierto por la página del 7 y 8 de septiembre de 1902 para mostrar su indistinto uso del francés y el español y la importancia de esa fecha en su vida», fue el día en que conoció a los reyes en la inauguración del puerto de Bilbao, para la que había realizado una medalla conmemorativa.

Alejado de esta sala hay otro grupo escultórico, Eclosión, una de sus obras más preciadas, ganadora de la Medalla de Honor de la Exposición Nacional de Bellas Artes. Esta escultura representa una escena «muy elegante e íntima, en la que se muestra el primer roce, el primer contacto de los cuerpos de los amantes. El hombre, en vez de ser el protector, se encuentra embelesado con la joven que lo envuelve».

Leticia Azcue también explica que esta escultura estuvo durante 30 años expuesta en los jardines de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, cuando se encontraba en el edificio de la actual Biblioteca Nacional, y aunque se ha restaurado con motivo de la muestra, al igual que el resto de obras, por este motivo el mármol no tiene la suavidad que ha caracterizado las obras de Blay y que puede contemplarse en Niña desnuda.