José María Yturralde. Antheia, 2015.

José María Yturralde. Antheia, 2015.

Esta muestra, que forma parte del conjunto de actividades conmemorativas del primer centenario del Colegio Mayor San Juan de Ribera de Burjassot, del que el artista fue colegial becario por oposición durante su etapa formativa universitaria, acoge una selección de obras que apelan a la sensibilidad del público, conduciéndolo a espacios de reflexión y emoción a través de una cartografía inexplorada y en las que prima siempre lo sublime.

Yturralde, considerado como uno de los pintores más sobresalientes dentro de la tradición europea de la abstracción geométrica, demuestra la evolución de su poética como un elemento explicativo clave de una parte de lo que ha pasado en el arte del último medio siglo. Es claramente valiosa para el análisis de la configuración de una de las vías alternativas tras la crisis del informalismo, y también lo es a los efectos de entender el panorama diverso de la abstracción contemporánea.

Abrir dimensiones

El proyecto expositivo, comisariado por el arquitecto Santiago Pastor, se centra en su producción artística más reciente. La exposición muestra 11 obras de gran formato que van desde uno de los últimos Postludios hasta las últimas creaciones dentro de la serie circular Enso o de una incipiente línea de trabajo, visible en Citrinitas, donde son fundamentales las rápidas variaciones cromáticas hacia los límites del soporte u otras rectas que rigen en la composición. Se persigue crear, con una disposición por conjuntos dialogantes, distintos espacios de reflexión y emoción, donde prime lo sublime.

José María Yturralde. Karana, 2015.

José María Yturralde. Karana, 2015.

Se mezclan obras monocromáticas, con grandes extensiones sensiblemente graduadas, con piezas que son una especie de aforismos pictóricos o haikus visuales, dentro de los que la inmensidad de aquello que se puede conocer se condensa en términos plásticos esenciales. En otras es el poder del vacío el protagonista, pero en todos los casos, la luz y sobre todo el color desempeñan una importancia fundamental para hacer ver esencialmente aquello que es inasible para llegar a lo sublime.

“Pretendo que las obras ayuden a pensar, a meditar, que sean una ventana para abrir dimensiones. De la misma manera que la mirada de San Francisco de Zurbarán es capaz de transportarte a otro lugar, persigo llegar a ese estadio de consciencia a través por ejemplo de mis abstracciones”, señala Yturralde.

En la sala se exhiben sus horizontes, unas obras en las que, según explica, retratan el origen, “todo surge ahí, en el horizonte, como recuerda un proverbio tuareg, el horizonte es la morada de lo terrenal y lo celestial”. Con los horizontes conviven los círculos (que titula Enso, una traducción de su significado en japonés) y los fascinantes vacíos.

Pastor subraya la idea de “agente global” de Yturralde, puesto que es uno de los pocos artistas contemporáneos que ha conseguido trascender a escala internacional para convertirse en uno de los “hitos del arte español”, con obras en las colecciones, centros contemporáneos y museos más importantes del mundo. La originalidad de la obra del artista y esa capacidad de aprehender lo “sublime del mundo” se recoge en la exposición no solo a través de la metáfora de su título, sino también en un audiovisual creado ex profeso para la misma.