Eliasson, Neto y White han sido seleccionados para la muestra por la proximidad de algunas de sus ideas, que convergen en este caso en el mismo interés por incorporar el sentido del olfato a sus obras como un factor de percepción. La estructura de cada una de las obras en la exposición está directamente ligada al olor o aroma que de ellas se desprende, como si se tratase de un elemento de composición más como pueden ser el material, la forma o el color. El olor modela la percepción de la obra y enfatiza el mensaje del artista.

La instalación Moss Wall de Olafur Eliasson es una obra viva hecha con liquen de los renos (Cladonia Rangiferina) tejido en una maya de alambre a lo largo de una de las paredes de la galería. El liquen está vivo, cambia de color al secarse, encogiéndose y debilitándose, pero una vez se vuelve a regar, el musgo o liquen se expande, recupera su color y desprende un olor acre. Este musgo viene de Islandia, país de origen del artista y fuente de inspiración de muchas de sus obras.

La sensualidad característica en toda la obra de Ernesto Neto nos habla de sus raíces brasileñas. La forma antropomórfica de O corpo consciente se desloca voador, obra creada para esta exposición con olor a clavo, comino, pimienta negra y cúrcuma, evidencian el interés de Neto por trasladar al espectador a un mundo sensorial, en el que los olores identifican momentos y evocan recuerdos.

Pae White con la instalación de cinco «módulos» en la exposición conduce al espectador al recuerdo a través del sentido del olfato. Olores cotidianos asociados a situaciones concretas que despiertan nuestra memoria. El bosque de «módulos» es una instalación que crea un ambiente envolvente. Cada una de estas obras es una estructura de luz de la que se desprende un ligero aroma, que emana de los pebeteros situados aleatoriamente en varias de sus ramas. Cada «módulo» varía ligeramente de color y evoca una situación personal de la artista a través del olor.