Producida por el Teatro de La Abadía y el uruguayo Ignacio Fumero Ayo, la obra sube a escena a una madre que se despide de su hijo mientras aguardan al padre que vendrá a buscarlos para partir a un largo viaje. De alguna manera, el hijo ya se fue hace tiempo: se encerró en sí mismo, en una cápsula de hermetismo. El padre ha de llevarlo a un hospital y dejarlo internado para que se cure de su trastorno mental.

Enfermedad a la que no se alude de manera clínica o documental, sino en clave poética. El chico simplemente tiene una percepción distinta de la realidad, a la par que es percibido como distinto por los demás. Su visión y su escucha le hacen tener una mirada quizá más incisiva sobre la realidad, sobre cosas que a los demás se les escapan por cotidianas.

Durante el tiempo de espera, la madre busca palabras para despedirse, sin recibir respuesta alguna de parte del joven. Los recuerdos le golpean, insistentes, evocando así ante él y ante el público la historia de una mujer desesperada, una mujer que ha nacido únicamente para ver sonreír a su hijo. Un hijo que no solo no sonríe, sino que permanece ausente, ido, o tal vez habite un mundo para los demás humanos inaccesible.

Para Messiez, la pieza “es una perlita a la vez delicada y feroz. Un ‘melodrama de madre’ contemporáneo. Un gran bolero. Un encuentro con la necesidad de estar cerca, de entender qué hay antes o después de las palabras”. En palabras del propio Loza, “la obra, a través de la mujer que desespera, intentar dar luz a los afectos, a los que más duelen, que también suelen ser los que más importan. Una inmensa piedad oculta que expone lo amoroso, y desearía que quienes se acerquen puedan conmoverse con esta historia tan cercana y frágil”.

Loza es un maestro en retratar personajes femeninos, con misterio y delicadeza. Un testigo minucioso que recrea universos íntimos sirviéndose de la cultura popular y es capaz de trasladar realidades muy complejas de una manera muy sencilla, con un fuerte impacto emocional. Esta madre es un personaje contradictorio. Hasta su modo de hablar es fiel reflejo de su paradoja: pasa de lo cotidiano, de las costumbres del hogar, a lo misterioso y arcaico, convirtiéndose en un personaje de tragedia que de repente decide alejar a lo que más quiere de su lado.

  • De miércoles a viernes a las 20.30 h. / Sábado a las 18.00 y 21.00 h. / Domingo a las 19.30 h.