La exposición se divide en cuatro ámbitos, siguiendo un orden cronológico, presididos por una pantalla donde se proyecta una selección de fotos, además de dos cartas, tres libros y dos artículos de prensa relacionados con el fotógrafo y el pintor.

Las fotografías de Sans eran especiales para los Dalí puesto que conservaron 164 y Gala seleccionó nueve de ellas para el collage de la Sala de los Armarios de Portlligat. También la editora americana Fleur Cowles pedía a menudo al mismo Dalí fotografías suyas y de su entorno realizadas por Sans para ilustrar sus publicaciones.

Primer contacto

El primer contacto entre Salvador Dalí y Ricardo Sans se produce en 1949. El fotógrafo se traslada a Portlligat acompañado de Gonçal Serraclara -primo del pintor- y de un amigo. En este encuentro, Sans realiza el primer reportaje al pintor y toma la fotografía en color que servirá como sobrecubierta del libro 50 secretos mágicos para pintar, editado en 1951 por Lluís de Caralt.

Durante la primavera de 1950 finalizan las obras del taller de Portlligat y es a partir de 1951 cuando Ricardo Sans documenta este nuevo espacio con Dalí y Gala como modelos; asimismo realiza unos magníficos retratos del artista en su entorno de trabajo, acompañado de las telas que pinta en ese momento, como el Cristo de San Juan de la Cruz, La Madona de Portlligat, Galatea de las esferas, El Ángel de Portlligat, Cristo hipercúbico o Retrato de Gala con síntomas rinocerónticos, obras que pertenecen a la etapa místico-nuclear, influenciada tanto por la explosión atómica como por el retorno a los clásicos y por el tratado de Luca Pacioli La Divina Proporción.

En las series fotográficas de Sans desde 1949 hasta 1956 vemos a un Dalí que deja de ser el personaje mediático que solía querer mostrar. Más cercano, más espontáneo, casi siempre en su casa y en la intimidad, con más conexión o más relajado ante la cámara. El fotógrafo lo capta en su día a día: se muestran una serie de retratos donde aparece comiendo erizos de mar. Otras imágenes de esta colección testimonian que el pintor compartió mesa en más de una ocasión con el fotógrafo.

En la sección dedicada a los retratos de Gala se puede intuir que Sans consigue que su modelo se encuentre cómoda posando. En la mayoría de estos retratos aparece sonriente, relajada, natural e, incluso, posando para él -un hecho excepcional. Estas instantáneas de Gala son inéditas.

En el hogar

En el tercer ámbito, dedicado a Salvador Dalí y Gala, Sans los fotografía casi siempre en su vida cotidiana, en su ámbito de confort. En sus instantáneas se observa a una pareja afectiva. Al mismo tiempo muestran el interior de la casa: la biblioteca, el comedor, el taller, la habitación, así como los magníficos exteriores de Portlligat.

Uno de los trabajos más artísticos en los que colaboraron el fotógrafo y el pintor son unas fotografías de doble exposición, del estilo que tanto atraía a los surrealistas. Esta técnica es utilizada en una serie de imágenes del matrimonio en el patio y otra del pintor dentro de la chimenea del comedor.

El último apartado es el escenario de casi todas las fotografías mostradas: la casa de Portlligat, que se irá transformando año tras año con las indicaciones especiales de los Dalí al constructor y amigo Emili Puignau. En varias fotografías, que testimonian la evolución de la residencia, el pintor dibuja o hace anotaciones para el constructor; estas son de gran interés para conocer la voluntad del pintor en cuanto a las modificaciones arquitectónicas de su casa.

Además existe variada correspondencia entre los dos artistas. La muestra destaca una carta donde Dalí dibuja los pies y las manos de Gala, con indicaciones de cómo el fotógrafo tiene que enmarcarlas. Éstas le servirán al pintor como modelo para realizar la obra Assumpta corpuscularia lapislazulina.

Ricardo Sans, Gala Dalí