La muestra incluye dos instalaciones: una película y una serie de lienzos pintados, gracias a los cuales Philippe Decrauzat lleva la percepción a sus límites, hacia el eclipse, el vértigo, la discontinuidad y la ralentización. En la primera parte de la exposición se presenta, como found footage, una nueva edición de la primera secuencia de Film, proyectada sobre un espejo colgante que va girando.

Gracias a este ingenioso dispositivo, un ojo y su parpadeo aparecen proyectados en bucle sobre el espejo y difractados, proyectados sobre las paredes y ocultos por el espejo que obstaculiza el haz del proyector. En la segunda parte de la exposición encontramos una serie de pinturas blancas y negras en degradado vertical, colgadas a lo largo de las cuatro paredes, que se ven realzadas por una plataforma negra reflectante.

El artista concibe la exposición como una caja de resonancia donde los dispositivos hacen eco, se contaminan: el parpadeo corresponde al obturador del proyector dejando pasar la luz de manera intermitente, la rotación de la imagen proyectada a la línea panorámica que forman los cuadros, el número de cuadros se identifica con las 24 imágenes por segundo del filme.

La muestra en su conjunto evoca la historia de la óptica: desde el panorama a la pantalla negra digital, con instrumentos clásicos de perspectiva, como el espejo negro del siglo XVII y la camera obscura o los juegos ópticos como el praxinoscopio (1876) y el fenaquistiscopio (1832), que creaban sensación de movimiento a partir de una secuencia de imágenes fijas.