En 1963, el artista estadounidense Edward Ruscha realizó la primera edición de su célebre Twentysix Gasoline Stations (Veintiséis estaciones de gasolina). A partir de entonces, los artistas más vanguardistas decidieron servirse del libro como instrumento de ruptura con el arte anterior, a pesar de la paradoja de tratarse de un medio de expresión artística tradicional.

Para Ruscha, la especificidad fundamental de estos libros es su espíritu innovador y su concepción como obra de arte, tomando conciencia del libro como una entidad artística propia y creando un género independiente, como lo habían sido anteriormente la pintura, la escultura o el vídeo. Esta concepción llegará hasta nuestros días y es uno de los legados fundamentales de la década de los sesenta del pasado siglo. La pervivencia de este legado hace que ahora, situados en el siglo XXI, el libro continúe teniendo una gran vigencia.

Libros y publicaciones de artistas nacionales e internacionales forman parte de la Colección Banco Sabadell, que desde hace cuatro años se ha ido enriqueciendo con el patrocinio del Premio Arts Libris-Fundación Banco Sabadell, dedicado a la adquisición de publicaciones, y la colección AL, que ha convertido a Arts Libris también en editora.

Comisariada por Rocío Santa Cruz, en la exposición, Andy Warhol, Jannis Kounellis, Lawrence Weiner, Sonia Delaunay, Equipo Crónica, Jaume Plensa, José Pedro Croft o Pablo Palazuelo dialogan con el trabajo de numerosos creadores jóvenes como Cristina de Middel, Sandra Gamarra o Simona Rota.

Como homenaje a la Calcografía Nacional se ha incluido la publicación de los británicos Jake y Dinos Chapman Insult to Injury, que toma como base de su trabajo los Desastres de la guerra de Francisco de Goya.

Transmitir ideas

El libro, como obra de arte, es el territorio de creación donde se sitúa esta muestra, aunque muchas de las ediciones contemporáneas tienen lugar más allá de los márgenes impuestos por el formato: se expanden y abarcan el territorio infinito del arte. Por ello, muchos de los libros de artista, y especialmente los fotolibros, forman parte de un todo mayor, de una serie, instalación o proyección que tiene su continuidad en las paredes de las salas con obras de Sonia Delaunay, Pablo Palazuelo, Jordi Colomer o Equipo Crónica, entre otros.

«Sol LeWit, artista con libros presentes en la exposición y una obra marcada por la influencia de Duchamp, definió sintéticamente los libros de artista como un medio para transmitir ideas. El nuevo espacio del libro en el siglo XXI hace suya esta premisa. Es inabarcable e integrador de todas las disciplinas; es el espacio de libertad donde todo arte se representa», destaca la comisaria de esta muestra.