En las salas de la BNE se reconstruyen la vida y obra de un artista que fue, según él mismo narró, “lego en un convento, estudiante de medicina, aprendiz de ingeniero, alumno del conservatorio, corista, partiquino, director de orquesta, apuntador, contrabandista durante una hora, buhonero en cierta ocasión, director de un liceo, secretario de otro, músico militar, miliciano nacional, empresario, periodista, bibliófilo, compositor y constante adorador del bello sexo”.

El visitante se va a encontrar con cartas del compositor a personajes ilustres de su época; originales de sus obras; primeras ediciones de El barberillo de Lavapiés o Pan y toros; su único retrato al óleo; pertenencias personales, como su bandurria; partituras; artículos; o libros. La exposición presenta también el mundo que rodeaba a Barbieri, un personaje de ideología progresista que estuvo atento a los acontecimientos políticos y sociales.

Su círculo de relaciones transcendió lo musical y se extendió al mundo literario, el más querido para él, el político, el religioso o la bibliofilia. Su lucha en defensa de la música española, con sus mil caras, es la piedra angular de su vida, que no se puede entender sin este universo de confluencias que la enriquecieron. Toda esta realidad se narra en la muestra.

Legado

Comisariada por el musicólogo Emilio Casares, la exposición se inicia con el conocimiento del “hombre”, al que se sitúa dentro del siglo XIX junto a su círculo de amistades. Su obra musical, genial en muchos casos, magnífica siempre, llena las siguientes dos secciones, en las que aparecen sus colegas músicos, los literatos o los políticos de su tiempo. La creación musical no agota ni define plenamente a un artista cuya actividad fue mucho más allá de la composición.

Por ello se dedica el cuarto apartado al activista y al ideólogo. Un gestor que mueve muchos hilos de la vida musical hispana. Y se cierra con uno de los motivos que la fundamenta. El 18 de febrero de 1894, el día antes de su fallecimiento, y ante sus amigos, Marcelino Menéndez Pelayo y el director de la Biblioteca, Manuel Tamayo y Baus, donaba Barbieri a la BNE su inmensa colección de libros y documentos.

La extraordinaria y valiosa colección, conocida hoy como El Legado Barbieri, es fruto del espíritu del bibliófilo, el documentalista y el historiador, y de la gran fortuna que le habían dado sus éxitos musicales. Constituye un legado indescriptible, entre manuscritos, incunables y libros editados, y es, sin duda, la más rica colección de libros de música que ha existido en España, y que hoy atesora la Biblioteca.

Gloria nacional

Francisco de Asís Esteban Asenjo Barbieri (1823-1894), descendiente de una familia de bailarines italianos, es una de las personalidades más importantes del siglo XIX español. Cuando fallece en Madrid era considerado como una gloria nacional, uno de los grandes hombres que habían removido la cultura hispana.

Había dejado tras de sí varias obras convertidas en mitos de la cultura en español, como las zarzuelas El Barberillo de Lavapiés, Pan y toros o Jugar con fuego, así como obras imperecederas de nuestra cultura, como es el caso de El Cancionero de Palacio, que recuperó sus estudios de Musicología, la defensa de nuestra historia musical, su inmenso legado de bibliófilo, la acción cultural con la que introdujo la música sinfónica en el romanticismo español, o la construcción de ese templo de nuestro teatro lírico que es el Teatro de la Zarzuela.

Hombre laborioso y serio en el trabajo, comunicativo y brillante, de extraordinaria actividad, estaba dotado de una gran simpatía, y dejó un nutrido pensamiento sobre la vida, el mundo y los hombres, lleno a veces de humor e ironía.