Inaugura el festival, el 22 de junio, Antonio Serrano Quartet con Tootsology, que ofrecerán un homenaje a Toots Thielemans, repasando toda su carrera, que abarca desde los años 50 hasta la actualidad. En esta cita se recordarán grandes éxitos como Sesame Street, Midnight Cowboy Theme, Moon River y Bluesette, tema que solía presentar como «my social security number» debido a todos los derechos de autor que esta canción le había generado a lo largo de su vida. De las colaboraciones memorables de Toots con grandes artistas de jazz se recordará la que hizo con Jaco Pastorious en el tema Three Views of a Secret.

La nueva agrupación liderada por el internacionalmente reconocido bandoneonista Claudio Constantini, el Quinteto TangoJazz, propone (23 de junio) una conjunción de dos géneros consolidados, resultando una mezcla potente de música dinámica y novedosa. La banda está formada por algunos de los músicos más importantes de la escena del jazz español. Poseen la habilidad de navegar desde lo más íntimo hasta lo puramente explosivo, creando un caleidoscopio de sensaciones y evocando imágenes propias de ambos mundos: el tango y el jazz. Ambas músicas se crearon alrededor de la misma época y en circunstancias similares, teniendo a sus ciudades porteñas de origen como puerta abierta a toda influencia que se atreviese a imponerse, ya sea en Buenos Aires, Montevideo o Nueva Orleans.

La música consiste en temas originales compuestos por Claudio Constantini, quien a la vez es uno de los bandoneonistas más importantes en el panorama internacional. Le acompañan en ésta aventura una auténtica élite de músicos: Federico Lechner al piano, Toño Miguel al contrabajo, Hernán Hock a la guitarra eléctrica y Andrés Litwin a la batería.

Cierra el festival el concierto de Chano Domínguez y Javier Colina (24 de junio) con Diálogo entre dos aguas. Hace ya cerca de 35 años que Domínguez (piano) y Colina (contrabajo) se reunían en una formación con otros músicos invitados en el Club de Jazz San Juan Evangelista de Madrid para fijar el rumbo de lo que ya entonces se llamó flamenco-jazz o jazz-flamenco, y que en su día soñó su gran precursor, Pedro Iturralde.

Aquella fue una singladura que luego siguieron en solitario, y que han madurado con los años, creando una escuela de una larga lista de músicos y un camino único que incorpora a la libertad de la improvisación del jazz la infinita riqueza del flamenco.