Nacido en 1500 en Cremona, Turriano fue relojero, ingeniero y matemático en la corte española entre los años 1547 y 1585, año de su muerte en Toledo; cuatro décadas en las que realizó en nuestro país los más increíbles ingenios, innovando en los ámbitos fundamentales de la investigación mecánica de la época: las miniaturas, la automatización y la construcción de grandes máquinas como el Artificio de Toledo.

La muestra recorre su biografía mediante una selección de documentos, libros y obras de arte de las principales instituciones cremonesas, así como de la Biblioteca Nacional de España, que ilustran tanto su época en Cremona como en España y el contexto histórico general. Entre ellas destaca un busto de Turriano en mármol, obra de Pompeo Leoni, procedente del Museo de Santa Cruz de Toledo y recientemente restaurado por el Instituto de Patrimonio Español (IPCE).

Entre los primeros biógrafos de Turriano está presente en la exposición Marco Girolamo Vida (1550), quien describe al relojero “con la cara, el cabello y la barba ennegrecidos y cubiertos de ceniza y sucio hollín, con las manos y sus gruesos y enormes dedos siempre llenos de óxido, desgreñado e inadecuadamente vestido”. La ciudad del siglo XVI se presenta a través de la obra de Antonio Campi Cremona fedelissima città (1585), que presenta el mapa de la urbe, así como sus más notables monumentos, aportando el dato de su número de habitantes (37.293) excluyendo a los menores de diez años.

Un saber mixto

Según Campi, el gentilhombre Giorgio Fondulo, médico y astrólogo, fue el mentor de Turriano y quien le facilitó los primeros textos en latín, la lengua científica de la época. De esta forma, Turriano, probablemente tan dotado para las matemáticas como para el arte de la forja, adquiere un saber mixto que lo aproxima a Arquímedes, uno de los más grandes modelos clásicos de la mecánica en la doble vertiente teórica y experimental en la que se basa la ciencia moderna. Entre los médicos de Cremona, y presente en la exposición, Realdo Colombo, discípulo de Andrea Vesalio, fundador de la anatomía moderna y médico de Corte de Carlos V y Felipe II.

El también médico milanés Girolamo Cardano, matemático y filósofo, en las dos primeras ediciones de De Subtilitate libris XXI (1550 y 1554) atribuye a Turriano la construcción de un instrumento descrito por Vitruvio: una máquina de Ctesibio, o sea una bomba de dos pistones alternos que accionan válvulas en el interior de dos cilindros. Otras de sus invenciones descritas por Cardano fueron un candado con combinación de letras, un reloj de muelles sin cuerda y la suspensión cardánica, aplicada tanto a una ingeniosa silla de manos para Carlos V, aquejado de gota, como a una lámpara de aceite.

Otros inventos como la fresadora para cortar ruedas dentadas, sus relojes planetarios o el Artificio de Toledo son fruto de un saber práctico y teórico de alto nivel que sabía aplicar las más avanzadas conocimientos técnicos a problemas planteados en términos matemáticos, geométricos y aritméticos.

La carrera de Turriano en la corte española sigue los pasos del Imperio: sus grandes empresas no habrían sido posibles sin el mecenazgo de Carlos V y Felipe II. La importancia del inventor fue reconocida en vida con una medalla conmemorativa que se atribuye a Jacometrezo, acuñada hacia 1550. Del año siguiente es otro de los documentos que pueden verse en la exposición certificando otra de sus grandes obras: el privilegio imperial con el que Carlos V concede a Juanelo, “facile princeps tra gli architetti d’orologi”, una pensión vitalicia de 100 escudos de oro por la construcción de un reloj planetario como no se había visto otro con anterioridad.

Entre las principales fuentes impresas de época destaca Las Antiguedades de las Ciudades de España (1575), de Ambrosio de Morales, quien describe sus extraordinarias capacidades y sus excepcionales creaciones. Resulta, sin embargo, curioso no hallar planos o dibujos del Artificio en una colección de máquinas de corte como la descrita en los Los 21 libros de los Ingenios y de las Machinas, atribuido durante mucho tiempo a Turriano, hoy a Lastanosa y que trata de ingeniería y arquitectura. Gracias, sin embargo, a la Fundación Juanelo Turriano se puede ver un vídeo en el que se reconstruye en una animación en 3D el Artificio de Toledo en funcionamiento.

Trayectoria fascinante

La Edad de lo nuevo revisa el contexto histórico con los Nova Reperta del noble florentino Luigi Alamanni realizados por el flamenco Stradano, que ilustran los inventos desconocidos por los antiguos romanos: el reloj, la imprenta, la brújula y la ingeniería naval, así como máquinas para elevar las aguas y las gafas, instrumentos todos del saber moderno. En 1543, annus mirabilis del proceso que lleva a la revolución científica, vieron la luz la obra de Copérnico De revolutionibus orbium coelestium, y De humani corporis fabrica de Vesalio. Dos globos de Mercator procedentes de Cremona recuerdan el encuentro entre Mercator y Turriano.

La exposición sitúa el inicio de una de las trayectorias profesionales más fascinantes de la mecánica renacentista en su contexto histórico. La historia de un individuo que hoy puede comprenderse mejor gracias a una serie de descubrimientos documentales que permiten, además, describir toda una época. De este modo, él mismo es el guía que conduce a través de un momento crucial en la narración de los orígenes de la Modernidad: el momento histórico que algunos, dejándose llevar por la retórica de la época, denominaron Edad de lo Nuevo, situada entre el Renacimiento y la revolución científica.

El itinerario explica cómo, no obstante su gran talento, el relojero de Carlos V fue un producto de su tiempo y no un genio aislado, y se aclaran las razones por las cuales su figura fue tan importante para sus contemporáneos y lo es aún en la actualidad.

En resumen, Juanelo Turriano ha pasado a la historia como una de las figuras más excepcionales del panorama tecnocientífico de la Europa renacentista, pues encarna el modelo del artesano vitruviano que aúna talento, capacidad y conocimiento técnicos. Por otro lado, destacó no sólo como inventor, sino también como modelo social.