Su viaje a Europa y su estancia en España, solo cuatro años después de sus inicios en la fotografía, es importante para la definición de una forma de hacer que desde muy pronto se apartó tanto del “instante decisivo” de Cartier-Bresson como de la narratividad de Frank para centrarse en las posibilidades expresivas de la fotografía como contexto, capaz de dar cuenta de la fragmentación, la simultaneidad y el contraste de la vida en la calle.

El trabajo realizado en España –y el propio viaje– posee un gran valor, pues supone una conversación continuada con un país en transformación bajo unas circunstancias sociales, culturales y políticas difíciles. No obstante, sus fotografías de Málaga muestran, a veces incluso con un humor velado, cómo la vida se hace camino en cualquier circunstancia.

MG_9914-846x683Bombas Gens Centre d’Art acoge la exposición Hacia la luz, que incluye 98 fotografías de Meyerowitz pertenecientes a la Colección Per Amor a l‘Art, casi todas ellas tomadas en Málaga entre 1966 y 1967, ciudad en la que convivió con los Escalona, una de las familias flamencas de mayor renombre en la ciudad. La exposición incluye imágenes en blanco y negro y color, así como una pequeña muestra de las realizadas en casa de los Escalona.

Una tercera vía

Meyerowitz, que según sus palabras considera que se hizo fotógrafo en aquellos seis meses pasados en España, empieza a familiarizarse en esta época como la “fotografía de calle”, que tenía en Frank y Cartier-Bresson a sus grandes referentes. Autores rápidos y directos frente a los que él encontrará, en palabras del comisario Francesco Zanot, “una tercera vía, la de la fragmentación”.

El neoyorquino plantea su trabajo como una conversación con lo real, una respuesta, hecha de energía y meditación. Su posición no es la del cazador que busca una presa sino la del paseante-observador que se deja afectar por lo que siente en cada momento y no solo por lo que ve, obedeciendo a un impulso sensorial que va más allá de la vista.

Hacia la luz recoge los contrastes y la complejidad de una sociedad condicionada por la dictadura franquista, en la que, frente a la sociedad sin luz, “de gente que vivía atrapada en su cotidianeidad”, también aparece el submundo de la cultura gitana, más abierta y distendida. Meyerowitz profundizó en la riqueza de la cultura y el pueblo gitano, acogido por la familia Escalona en este viaje en el que realizaría más de 8.000 fotografías.