La espectacularidad y el potencial reflexivo se dan la mano en sus propuestas. Las formas de sus creaciones y el factor sorpresa que contienen seducen al público, que, fascinado a través de la estética, es invitado a reconsiderar en profundidad los temas que la artista aborda.

Vasconcelos otorga una gran importancia a lo textil, rescatando de la esfera íntima y doméstica algunas labores artesanales que han quedado relegadas a un segundo plano. Tradicionalmente, los tejidos nos han cubierto, actuando como una segunda piel, y con frecuencia se han vinculado con aspectos rituales o ceremoniales. Como un desafío frente al predominio actual de los procesos y el acabado industrial, muchas de sus piezas son realizadas a mano en el estudio por un numeroso equipo.

Así rescata técnicas artesanales integrándolas con la última tecnología –a menudo sus obras presentan efectos sonoros, cinéticos y lumínicos– para ofrecer un discurso no exento de crítica y humor sobre la contemporaneidad, con multitud de referencias a la propia historia del arte, al devenir del ser humano y a las particularidades de la sociedad de hoy en día.

La exposición supone una ocasión única para ver las nuevas piezas concebidas específicamente para la misma, entre ellas I’ll Be Your Mirror, una máscara veneciana gigante compuesta por espejos enmarcados en bronce; Solitario, un descomunal anillo de compromiso fabricado con llantas de coche doradas y vasos de whisky de cristal, así como otras obras pertenecientes a las series Urinarios, Cuadros de ganchillo y Bordalos.

Una vez más, estos trabajos exploran la identidad femenina de formas diversas, por ejemplo, apropiándose de manera jocosa de imágenes de Marcel Duchamp y de las obras en cerámica del portugués Bordalo Pinheiro, que Vasconcelos envuelve en labores de ganchillo. La artista también se sirve del ganchillo para crear unas mullidas y voluminosas parodias de cuadros épicos que exhibe en marcos dorados.