La exposición, comisariada por Mayte García-Julliard, conservadora de los Musées d’Art et d’Histoire de Genève, propone un revelador recorrido por el estilo flamenco y los géneros surgidos de la demanda de nuevos compradores. Flandes fue una región europea especialmente urbanizada y desarrollada, lo que dio pie en los siglos XVI y XVII a que, en ciudades como Amberes, Brujas, Bruselas, Ámsterdam o Leiden, naciese el comercio del arte. Los maestros flamencos eran muy valorados y sus obras se compraban y solicitaban en toda Europa. Las nuevas clases acaudaladas interesadas en adquirir pintura impulsaron el nacimiento de la pintura de género.

Este periodo puede ser considerado, desde un punto de vista artístico, un verdadero Siglo de Oro, durante el cual, animados por la demanda, los talleres se multiplicaron y la profesión de marchante se convirtió en un oficio atractivo. A todo ello se añadió el ingenio de los artistas, quienes concibieron temas hasta entonces inexistentes. La variedad fue otro factor del proceso, generando nuevas tradiciones pictóricas: paisajes serenos e impresionantes bosques, escenas de la vida cotidiana, tabernas, naturalezas muertas o complicados jarrones de flores. No faltaron, entre estos nuevos temas, los dobles sentidos ni los mensajes ocultos, la mayor parte de ellos moralizadores. En el norte, el tema barroco del desengaño también tenía sus adeptos.

Sin embargo, lo que ofrecían estos pintores era una forma inédita de enfrentar al público con su propia imagen, con su día a día efímero y con el lento paso del tiempo. El realismo del norte abrió perspectivas espirituales y pragmáticas, y contó con los pintores como incentivo para un mayor entretenimiento, pero también para más agudeza, tal y como sugería el pintor y teórico Karel van Mander en 1603.

Minuciosamente estudiados y restaurados entre 2005 y 2009, los cuadros de esta muestra han ido revelando sus secretos, pero no siempre todos sus misterios. El arte de los siglos XVI y XVII sigue ofreciendo aún numerosas áreas de investigación, como el estudio material de los cuadros o la interpretación iconográfica y la historia del gusto, del mercado del arte y de los coleccionistas.