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La Fundació Joan Miró se renueva

Con la voluntad de seguir investigando la figura y la obra de Joan Miró, la Fundació profundiza en su colección para poner al alcance del público una lectura renovada de su obra. La nueva presentación subraya el valor de un fondo que representa los 40 años de historia de la institución: una colección única que conserva la selección original de obra que realizó el propio artista para poner en marcha la Fundació; pero, sobre todo, una colección viva y completa, que sigue ampliándose con nuevos depósitos y donaciones, y que ofrece múltiples vías de investigación y divulgación de la trayectoria artística de Joan Miró.

La donación por parte del propio artista de un conjunto de obras a la Fundació fue su punto de partida hace 40 años. Gracias al apoyo constante de su familia, al depósito de la colección Kazumasa Katsuta y a la complicidad con colaboradores y coleccionistas del artista, actualmente la institución pone a disposición de estudiosos y visitantes una colección rica y diversa. Ahora, con la renovación de la exposición permanente, propone una nueva mirada sobre estos fondos con el objetivo de ofrecer una aproximación global y actualizada a la obra del artista.

150 obras, ocho ámbitos

La exposición permanente incluye 150 piezas, entre pinturas, dibujos, esculturas, cerámicas y obra textil, y se despliega en ocho ámbitos de estudio. Autorretrato (1937-1960), una obra en dos tiempos, abre la muestra sintetizando dos de los ejes de la nueva presentación: por un lado, el paso del paisaje individual al símbolo universal, y por el otro, el proceso creativo del artista, que somete su trabajo a una revisión constante.

Joan Miró. Mont-roig, la iglesia y el pueblo, 1919.

Joan Miró. Mont-roig, la iglesia y el pueblo, 1919.

Más allá de un repaso cronológico de su trayectoria, la muestra se enfrenta a la complejidad y al sentido último del legado creativo de Miró: la voluntad de destilar lo propio del ser humano. Para el artista, este deseo implica una afirmación de la identidad, que surge del contacto con la tierra como experiencia vivida y, en concreto, con Mont-roig del Camp, como fuente primera de su creación, tal como se apunta en el primer ámbito, Tierra.

Aun así, este anhelo solo llegará a materializarse por medio de la revisión constante de esta creación, en diálogo con las vanguardias parisinas, una idea que recoge el segundo ámbito, Más allá de la pintura. El contexto histórico, marcado por los conflictos bélicos como telón de fondo, también deja huella en su creación, como ponen de relieve las obras expuestas en Violencia, evasión.

En los siguientes ámbitos, Anonimato y Poesía y silencio, la depuración de su lenguaje de signos y el interés del artista por la espiritualidad zen lo encaminan hacia una superación de la concepción individualista del arte. Este sentimiento, que anhela un arte colectivo y público, es reiterado por Miró a lo largo de su trayectoria, tal como se pone de manifiesto en los ámbitos AntipinturaSobreteixims y Arte y cotidianidad.

La nueva muestra presenta una colección dinámica gracias a la incorporación de nuevos depósitos de obra de la familia, que refuerzan los fondos y permiten, por ejemplo, el reencuentro de obras concebidas originalmente en forma de díptico, como El día y La noche, 1974, que no se exhibían conjuntamente desde la exposición del Grand Palais (París) de ese año.

La integración en el recorrido general de la exposición permanente de la colección Kazumasa Katsuta, hasta ahora ubicada en una sala específica, subraya el enfoque unitario de esta nueva presentación. Este gesto permite reunir otros conjuntos de obras que volverán a exponerse juntas, como Cabello perseguido por dos planetas (1968) y Gota de agua sobre la nieve rosa (1968) o Mujer, pájaro I, II, III, (1972-1973), entre otras.

El nuevo relato recupera algunas piezas capitales de los fondos, como la serie Barcelona (1939-1944), compuesta por 50 litografías en blanco y negro, de la que solo se tiraron cinco series completas y dos pruebas de artista. Una de estas, de la que se muestra una amplia selección, fue donada por Joan Prats.

Esta serie de litografías ocupa una sala dedicada íntegramente al papel, que se renovará de forma periódica siguiendo criterios de conservación y también conceptuales. El espacio permitirá mostrar obras desconocidas del fondo de dibujos, referencia mundial para el estudio y la investigación de la obra mironiana, reforzada con la Cátedra Miró, una iniciativa conjunta de la Fundació Joan Miró y la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Serie Barcelona. Joan Miró, 1944.

Serie Barcelona. Joan Miró, 1944.

La incorporación de importantes obras en forma de nuevos depósitos, así como la inclusión de la colección Katsuta al recorrido general, permiten realizar una rotación de las obras y, por lo tanto, presentar una colección dinámica y constantemente renovada.

Arte, arquitectura y paisaje

Joan Miró. Colección ocupa una superficie de 1.558 metros cuadrados y se presenta en las salas que Joan Miró y el arquitecto Josep Lluís Sert proyectaron para acoger las obras del artista. La Fundació rinde homenaje a la singular complicidad de ambos creadores, que dio como resultado un hecho excepcional: la construcción de un espacio museístico expresamente concebido con la colaboración de un artista para alojar su obra: «un lugar único en el mundo», tal como soñaba Miró en una anotación añadida a una carta de Sert en 1968. El nuevo planteamiento de la colección celebra estos orígenes y subraya la singularidad de la Fundació como un edificio mediterráneo en el que arte, arquitectura y paisaje conviven estrechamente.

De la amistad y el diálogo entre el arquitecto y el artista –que puede apreciarse en su correspondencia en torno al proyecto– surgió uno de los ejemplos más destacados de arquitectura racionalista de Barcelona, un edificio arraigado en la tradición e incorporado al paisaje que logra una perfecta sintonía con la obra de Miró.

Sert conocía bien las necesidades de los espacios destinados al arte y la personalidad del artista, para quien ya había diseñado previamente el taller de Mallorca en 1956. Por este motivo supo responder al deseo de Miró de crear un centro vivo y dinámico en Barcelona, un edificio antimonumental que se abre a la ciudad y que a la vez construye, alrededor de sus patios, un mundo interior que permite al visitante entrar en contacto con el arte y vivir intensamente la obra mironiana.

Obra y edificio

Equipo de la Fundació Miró. 2015. Foto: Pep Herrero.

Equipo de la Fundació Miró. 2015. Foto: Pep Herrero.

El proyecto de reordenación de la colección, propuesto por Rosa Maria Malet, directora de la Fundació, y Teresa Montaner, responsable de Conservación, restablece el diálogo único entre la obra de Miró y el edificio proyectado para acogerla. La nueva exposición se presenta en las salas originales, que fueron ampliadas en 1988 por el arquitecto Jaume Freixa, quien trabajó con Sert en el diseño del edificio.

Joan Miró. Colección recupera algunos de los espacios diseñados específicamente para algunas obras, como los ábsides (también denominados capillas) para la contemplación de los trípticos Pintura sobre fondo blanco para la celda de un solitario I, II, III (1968) y La esperanza del condenado a muerte I, II, III (1974), que reproducen la forma en que el artista deseaba que fueran exhibidos, tal como los había dispuesto en su estudio de Son Boter.

La nueva muestra se despliega, además, siguiendo la circulación diseñada por Sert, establecida en torno a un patio central que permite al visitante no tener que duplicar recorridos y mantener un contacto permanente con la naturaleza y la ciudad, visible a través de los ventanales. Gran parte de estas aperturas se han recuperado con la nueva presentación. El diálogo entre el edificio y el paisaje ha sido determinante para ubicar las obras en la nueva distribución de la colección.

Atmósfera Miró

Mientras proyectaban la Fundació, Miró y Sert establecieron la necesidad de dotarla de espacios de reposo para interiorizar la experiencia, salas en las que el público no estuviera condicionado por la visión de una obra para poder elaborar su propio discurso. «Sin ver obras», le remarcaba el artista al arquitecto en una carta de 1968 en la que comentaban el proyecto. Por este motivo, una sala multidisciplinar cierra la nueva presentación de la colección y ofrece al visitante un espacio de reflexión y profundización en el universo mironiano por medio de distintos soportes. En concreto, un mural conceptual traza una constelación con las relaciones artísticas, personales, sociales e históricas más significativas para comprender y contextualizar la obra de Miró.

El espacio se completa con una instalación audiovisual que ofrece un programa de proyecciones en torno a los procesos de creación de Miró, una selección de imágenes de Joaquim Gomis que recrean la atmósfera creativa del artista, y un punto de consulta de publicaciones y recursos en línea.

La nueva presentación incluye nuevos textos de sala que encabezan cada uno de los ámbitos y con comentarios específicos sobre más de cuarenta obras. Estos textos se ofrecen al visitante en cuatro idiomas: español, catalán, inglés y francés.

Joan Miró. Colección ha contado con un presupuesto de 900.000 euros, entre la producción de la exposición y las actuaciones en salas.

Diagrama conceptual a lentorn de Joa Miro_Pere Pratdesaba