El periodo de cesión, renovable, ha quedado establecido en cinco años. El acuerdo ha sido suscrito por el presidente de la Fundación ICO, Román Escolano, y el director del Museo Reina Sofía, Manuel Borja-Villel.

Las Colecciones ICO se caracterizan por su naturaleza vanguardista y por el hecho de que la mayoría de sus autores son españoles. De su colección de escultura contemporánea se han seleccionado cinco obras para ser depositadas en el Museo Reina Sofía.

Se trata de sendos trabajos de Juan Gris y Óscar Domínguez –pertenecientes a las vanguardias históricas– una escultura de Eduardo Chillida y otra de Martín Chirino, de la década de los años 50, y una de las primeras piezas de Juan Muñoz, fechada en 1982.

Referentes de la escultura

Todos los artistas son referentes de la escultura española del siglo XX y gozan de enorme proyección internacional. A estas esculturas hay que sumar el depósito de una pintura de gran formato de Carlos Alcolea y un dibujo de Juan Muñoz.

Precisamente la obra Arlequín (1923), de Juan Gris, visitó recientemente el Taller de Restauración del Museo para recuperar su aspecto original, ante sus problemas de oxidación, y de fractura de la policromía. Es una obra única del pintor madrileño quien, tras abordar directamente la práctica de la escultura cubista con la ayuda de su amigo el escultor Jacques Lipchitz, y realizar Arlequín de 1917, se enfrentó en esta obra a una nueva representación del mismo tema desde una estética ligada al nuevo clasicismo, que por esos años también ocupaba a Pablo Picasso.

Dos canarios

De Óscar Domínguez se ha escogido el objeto surrealista Le Tireur (1934). El artista presentó sus primeros objetos en París, en 1936, en la Exposition Surréaliste d’Objets, inaugurada en la Galerie Charles Ratton. En concreto esta pieza se ha podido ver recientemente en el Museo Reina Sofía formando parte de una escogida muestra dedicada al artista canario.

Tanto la escultura de Martín Chirino, Homenaje a Lissitsky (1957-58), como la de Eduardo Chillida, Plano oscuro (1956), son exponentes de las corrientes formalistas que, afianzadas en los años 50, darán un nuevo sentido autónomo a la escultura.

Muñoz y Alcolea

Raincoat Drawing (Dibujo impermeable), de Juan Muñoz, pertenece a una serie compuesta de unas cuarenta escenas de interiores domésticos realizados con tiza blanca sobre fondo negro a finales de los ochenta. De Muñoz también queda depositada la escultura Sin título realizada en los primeros años de la década.

La obra de Carlos Alcolea solo está presente en la colección del Museo Reina Sofía con dos ejemplos de mediados de los años setenta. La incorporación de Finisterre (1988-89) supone poder contar con un trabajo de una etapa posterior. Se trata de un díptico de gran formato que el artista dedicó a su Galicia natal y que fue pintado tras un viaje de Alcolea a Costa da Morte.